
Minetras los países occidentales enfatizan el derecho de Israel a defenderse luego del ataque del 7 de octubre por parte de Hamas contra ciudades y kibutzim israelíes que mató a 1.400 personas, principalmente civiles, otros actores de peso en el concierto internacional promueven una agenda humanitaria con la crisis de Gaza en el centro.
Desde el 7 de octubre, miles de personas han muerto durante los intensos bombardeos israelíes diarios sobre Gaza, y las escenas desesperantes desde el enclave palestino que demuestran la destrucción indiscriminada de objetivos civiles tuvieron ecos en todo el mundo, pero en especial, en los países de mayoría musulmana, varios de los cuáles tienen una gran diáspora palestina después de la Nakba de 1948.
Es el caso de Turquía. Ankara se ve como un promotor de las negociaciones en el medio del conflicto, y como un actor de peso por su posición geopolítica, intenta visibilizar el desastre humanitario.
Esta mañana, Recep Tayyip Erdogan subió el volumen: “No tenemos problemas con el Estado de Israel, pero nunca hemos aprobado las atrocidades cometidas por Israel y la forma que actúa como una organización, más que como un Estado”, destacó.
El presidente turco dijo que casi la mitad de los muertos a causa de los ataques de Israel en la Franja de Gaza son niños, informó la agencia de noticias Europa Press.
“Estos datos demuestran que el objetivo era una brutalidad premeditada para cometer crímenes contra la humanidad”, agregó.
“Los ataques contra Gaza indican asesinato y enfermedad mental entre los que los llevan a cabo y los que los apoyan”, sostuvo.
“Invito a todos los países con razón y conciencia que presionen al Gobierno del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, para que el Estado de Israel vuelva a la cordura”, prosiguió.
Erdogan reiteró un llamado a un alto el fuego y la entrega de ayuda humanitaria a la población de la Franja de Gaza.
Y también, le tiró nafta a la controversia: “Hamas no es una organización terrorista, sino un grupo de liberación que lucha para proteger sus tierras y a sus ciudadanos”, dijo Erdogan, quien agregó que un viaje previsto a Israel en el marco del fortalecimiento de las relaciones bilaterales “fue cancelado”.
Ayer, en una llamada telefónica con Vladimir Putin, Erdogan expresó que el “silencio” de los países occidentales estaba exacerbando la crisis humanitaria en Gaza.
En un comunicado, la presidencia dijo que Erdogan le dijo a Putin que el “salvajismo” hacia las tierras palestinas se estaba profundizando y que constantemente se mataba a civiles.
También repitió comentarios anteriores de que Turquía, un aliado de la OTAN, continuaría trabajando para lograr la calma en la región, agrega el comunicado.
En Turquía existe un amplio apoyo público a la causa palestina, y las manifestaciones pro Palestina han atraído a miles de turcos en los últimos días.
Al mismo tiempo, Turquía mantuvo relaciones con Israel durante gran parte de la historia de Israel, hasta que las cosas atravesaron una mala racha en 2010.
Ese año, Israel mató a nueve turcos que estaban a bordo de una Flotilla de la Libertad que intentaba llevar ayuda humanitaria a la asediada Franja de Gaza, y un décimo murió después de años en coma. Las relaciones se restablecieron en 2016, pero volvieron a desmoronarse en 2018.
Ese año, Israel aprobó una ley que se declaraba “estado-nación del pueblo judío”, lo que generó críticas de Erdogan. Luego Estados Unidos trasladó su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén e Israel mató a decenas de manifestantes que participaban en la Gran Marcha del Retorno en Gaza.
Los palestinos tienen a Erdogan en alta estima, y los israelíes lo ven con cautela, pero, por la posición de Turquía en la OTAN junto a Estados Unidos, han evitado caracterizarlo como a líderes de otros países de mayoría musulmana.
Qatar, un actor clave
Aunque Israel comunicó ayer que no permitirá la entrada al país de ningún funcionario de la ONU luego de que el titular de la organización Antonio Guterres pronunciara un discurso pidiendo clemencia para la población civil palestina, Tel Aviv no está cerca de enfrentarse con Qatar, el país del Golfo cuyo emir afirmó ayer que “es insostenible que a Israel se le dé luz verde incondicional y licencia libre para matar, ni es sostenible que siga ignorando la realidad de la ocupación, el asedio y los asentamientos”.
Es que el reino árabe se posicionó como un fuerte garante de la negociación por paz, y su poderío económico y su marco de alianzas le permiten ser una voz difícil de ignorar en la región.
El emir condenó la violencia contra civiles inocentes de ambos lados, pero también culpó a la comunidad internacional por “dobles estándares” y “actuar como si no valiera la pena tener en cuenta las vidas de los niños palestinos, como si no tuvieran rostro ni nombre”.
En simultáneo, hace semanas es el aliado árabe de Estados Unidos que más éxito tuvo en propiciar algún nivel de conversación con las parteas en conflicto.
Desde el lunes, Hamás liberó a varios de los rehenes tomados de Israel en la Franja de Gaza por razones “humanitarias imperiosas” tras la mediación de Qatar. Es la única mediación exitosa hasta ahora, desde el principio de la escalada.
Las negociaciones también obligan a Qatar a realizar un delicado acto de equilibrio internacional al mantener una relación con los considerados milicianos por Occidente y a la vez mantener sus estrechas relaciones de seguridad con Estados Unidos.
Bajo acuerdos derivados de ceses de fuego anteriores entre Hamás e Israel, el emirato rico en combustible paga los salarios de los empleados públicos en la Franja de Gaza, envía dinero a familias pobres y oofrece otros tipos de ayuda humanitaria a los palestinos en Gaza.
Qatar también es anfitrión de la oficina política de Hamás en Doha, su capital, desde hace más de una década.
Uno de los funcionarios residentes allí es Khaled Mashaal, un miembro en el exilio de Hamás que sobrevivió a un intento de asesinato israelí en Jordania que amenazó con descarrilar el acuerdo de paz de ese país con Israel. Otro es Ismail Haniyeh, el líder supremo de Hamás.
“Que detengan esta agresión y se encontrarán mediadores como Qatar y Egipto y algunos países árabes y otros que buscarán la manera de lograr su libertad y los enviaremos a sus hogares”, dijo Mashaal la semana pasada.
El hecho de ser anfitrión de los líderes de Hamás ha atraído la atención sobre Qatar, tanto en el pasado como desde el ataque de hace dos semanas que mató a más de 1.400 personas en Israel.
El gobierno del presidente Joe Biden ha multiplicado los elogios a Qatar por sus gestiones para liberar a los rehenes, y el secretario de Estado, Antony Blinken, visitó Doha durante su viaje diplomático reciente a la región.