El lunes pasado, durante el acto en Casa Rosada donde Martín Guzmán, ministro de Economía y Alberto Fernández, Presidente de la Nación, anunciaron el bono para trabajadores informales, monotributistas y jubilados, se planteó que ciertos sectores de la economía vieron crecer sus ganancias de forma exorbitante por el aumento de precios de las commodities a nivel internacional. La referencia es principalmente a empresas relacionadas a la energía y al agro.
El Presidente declaró “nosotros necesitamos que los que han ganado una renta inesperadamente como consecuencia de una guerra que se ha desatado imprevistamente, que colaboren con su aporte contributivo, para ayudar a quienes han quedado más postergados con todo esto”.
Por su parte, el ministro de Economía señaló que el enfoque del proyecto de ley que se enviará al Congreso apunta a “las empresas que tienen ganancias imponibles superiores a los 1.000 millones de pesos anuales, el cual es una porción muy pequeña de todo el entramado de empresas. En el año 2021, tan sólo el 3,2 % de las empresas tuvo ganancias que superaron los 1.000 millones de pesos”.
Guzmán añadió que “habrá otros criterios como que la ganancia tuvo que haber aumentado de manera significativa en el año 2022 respecto del ejercicio anterior, y además el resultado ordinario debe ser particularmente elevado en 2022 respecto de 2021”.
Pero además, se suma otra variable al análisis de quienes serán considerados dentro del universo de aportantes. El mismo refiere a “si la renta inesperada se canaliza hacia la reinversión productiva, el monto de la contribución será menor” enfatizó Guzmán. El Gobierno considera que, si la empresa incorporó nuevos trabajadores a su planta a partir de este crecimiento, su aporte debe ser más bajo.