“Aunque haya vacunas de otros países, nosotros necesitamos la nuestra, para tener soberanía”, dijo a los científicos cubanos el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez el 19 de mayo de 2020.
Menos de un año después, investigadores de la isla trabajan en cuatro candidatos a vacunas contra el coronavirus: Soberana 01 (en fase 2), Soberana 02 (fase 3), Abdala (fase 3) y Mambisa (en fase 1). Un quinto, Soberana +, es una reformulación de Soberana 01, destinado a convalecientes de la enfermedad.
La ministra de Salud, Carla Vizzotti, apura las negociaciones para obtenerlas, como parte de la estrategia “multivacunas” del Estado argentino. Este jueves recibió al embajador cubano Pedro Pablo Prada Quintero para evaluar la posibilidad de realizar alianzas para la producción de estos insumos y la transferencia de tecnología.
De terminar exitosamente la fase 3, la Soberana 2 y Abdala se convertirán en las primeras dos vacunas creadas y producidas en América Latina y podrían llegar a la Argentina en Mayo.
La Argentina y Cuba firmaron hace cinco años un fideicomiso para el intercambio de medicamentos y vacunas por productos alimentarios. En el encuentro de Vizzotti con Prada Quintero se evaluó la posibilidad que se pueda incorporar la vacuna contra el coronavirus.
La Soberana 02 es una vacuna conjugada. Esto significa que un antígeno se fusiona con una molécula portadora para reforzar su estabilidad y eficacia. En este caso, lo que se hace es unir una toxina del tétano a la proteína con la que el virus se adhiere la célula.
De esa manera, cuando el virus intenta entrar a la célula usando esa proteína, se genera una reacción inmune contra la toxina que lleva la proteína, con lo cual se bloquea su entrada a la célula.
En la primera etapa de ensayos, los científicos cubanos probaron la aplicación de la vacuna en dos dosis, y en algunos casos añadiendo una tercera dosis de Soberana 01 como refuerzo.
La tecnología de Soberana 02 ya ha sido utilizada con éxito en otras vacunas fabricadas en Cuba y no requiere, a diferencia de la Sputnik V, almacenarse en congeladores.
El testimonio de un participante de los ensayos de fase 3 de “Soberana 02” (CubaDebate)
Promovida con fuerza en la década de 1980 con la inauguración del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana, la industria biotecnológica cubana que hace posible los cinco candidatos vacunales, ha tenido un desarrollo notable.
Cuba, acorralada por el embargo estadounidense impuesto desde 1962, ha tenido que buscar sus propios remedios. “En la década de 1980 apostó por la biotecnología, descubriendo la primer vacuna contra el meningococo B”, cuenta Nils Graber, investigador en antropología de la salud de la Universidad de Lausanne (Suiza).
“El objetivo era tanto mejorar el sistema nacional de salud como ser exportador”, añade, citando el envío de tratamientos que Cuba ha hecho hacia América Latina, Asia y África. La exportación de servicios médicos, medicamentos, vacunas y personal médico es actualmente la principal fuente de ingresos de Cuba, con 6.300 millones de dólares en 2018.
Gerardo Guillén, director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, destacó que el CIGB cuenta con fortalezas en el tema de la investigación, las cuales se han puesto en función del combate a la COVID-19 desde el inicio de la epidemia.
El centro ha estado aportando productos que están hoy dentro de los protocolos de tratamiento, dijo el experto, quien mencionó 13 líneas de investigación, desde la prevención, el diagnóstico, la terapéutica del paciente positivo y grave, y las vacunas.
A esto se sumó la creación, en 2012, del Grupo Empresarial BioCubaFarma que integró el trabajo de 38 instituciones pertenecientes al Polo Científico del Oeste de La Habana y al antiguo Grupo Empresarial QUIMEFA.
Este grupo emplea actualmente más de 22 mil trabajadores y trabajadoras, exporta a más de 50 países, posee 1800 patentes fuera de Cuba y sus ingresos anuales ascienden -según el portal CubaDebate– a dos mil millones de dólares.
Cuba se ha trazado la meta de vacunar este año a toda su población de 11,2 millones de habitantes, y prevé completar en agosto las 33 millones de dosis que requiere, según fuentes científicas, considerando tres dosis por persona. Las autoridades aseguraron que tienen la más alta tasa de recuperación de pacientes en América frente al covid-19, con el 94,2% de los que han contraído la enfermedad hasta el 20 de marzo, según el Ministerio de Salud Pública.