Internacional

A un año de la guerra de Ucrania, el conflicto continúa y profundiza su impacto global

Entre las repercusiones que se sienten bastante más allá del este europeo, desencadenó un realineamiento geopolítico y dificultades económicas lejos del epicentro de las batallas. Más de 8 millones de refugiados, cientos de miles de muertos, ciudades devastadas y ofensivas en escalada, sin negociaciones por la paz a la vista.


Al cumplirse un año de la guerra, tanto Rusia como Ucrania lanzaron mensajes de confianza.

Ambos contendientes están seguros de que ganarán el conflicto bélico.

Mientras Estados Unidos lanzó nuevas sanciones contra Moscú, China llamó a las partes a conversar para alcanzar la paz o, al menos, “un alto el fuego integral”, y la Asamblea General de la ONU se pronunció por un “retiro sin condiciones” de las tropas invasoras.

Pero a 12 meses del anuncio con el que Vladimir Putin marcó la invasión, el conflicto ucraniano continúa repercutiendo en el orden global mucho más allá del frente de batalla.

Crisis humanitaria

De acuerdo a ACNUR, más de 8 millones de refugiados ya huyerom de Ucrania desde el comienzo del conflicto, en lo que la Organización Mundial de la Salud describe como “el mayor movimiento de personas en la región europea desde la Segunda Guerra Mundial”.

En los últimos días, un informe de Amnistía Internacional dio cuenta del impacto en la vida de los millones de civiles dentro de Ucrania, que quedaron atrapados en el fuego cruzado, arrojados al borde de un desastre humanitario debido a la falta de servicios básicos como luz, agua, calefacción, alimentos y suministros médicos mientras están expuestos a los constantes ataques.

Para los organismos de derechos humanos, preocupa especialmente la situación de las infancias y las personas mayores, que constituyen un cuarto de la población ucraniana.

Además, inspecciones de Amnistía Internacional pudieron verificar la comisión de crímenes de lesa humanidad “por parte de los dos bandos” en los últimos 12 meses, incluyendo masacres de civiles llevadas a cabo tanto por tropas de Kiev como de Moscú.

Los alineamientos internacionales

Una guerra del siglo XXI en Europa, librada entre una potencia nuclear y un país pequeño pero con el respaldo cada vez más explícito de la OTAN,  probó ser un factor que arrojó al mundo hacia la realineación, obligando a los países a tomar partido en formas que han llevado a tensiones crecientes y cambios diplomáticos.

Por ejemplo, Turquía, a pesar de ser miembro de la OTAN, aumentó el comercio con Rusia desde el comienzo de la guerra y puso objeciones al permitir que Suecia y Finlandia se unan a la alianza. Incluso Israel, tradicional aliado estadounidense, se comportó de forma ambivalente en el transcurso del conflicto.

China es sin duda el actor global sobre el que están todos los ojos. Desde el comienzo, se comprometió en su relación de “amistad indestructible con Moscú”, pero se abstuvo en la ONU de votaciones riesgosas atenientes a la guerra, formuló varias propuestas de paz, se postuló infructuosamente como mediador y mantuvo las tensiones con Estados Unidos enfocadas en su propio escenario (la soberanía de Taiwán, las posiciones en el Mar Amarillo, la disputa con Autralia por el tratado AUKUS) antes que en la situación en Europa del Este.

Alimentación y costo de vida

Sin un final a la vista, la guerra genera incertidumbre en el rumbo económico mundial, marcado por los vaivenes en los precios de productos y servicios como los combustibles y el transporte, piezas fundamentales para el funcionamiento del circuito comercial.

Además, tanto Ucrania como Rusia son exportadores clave de trigo, cebada, maíz y otros cerelares, en particular a los países de África y Oriente Medio. Rusia es también un importante productor de fertilizantes y petróleo. Las interrupciones en el flujo de estos bienes están agravando otros desafíos de la cadena de suministro, elevando los precios de los alimentos a nivel global y provocando escasez y crisis políticas y humanitarias en lugares como Chad, Túnez y Sri Lanka.

Por eso, FAO levantó las alertas sobre una posible hambruna. En total, de acuerdo al organismo, 193 millones de personas están en grave riesgo de hambre, casi el doble que en 2018.

La inflación como consecuencia de la guerra también puso en crisis a los países centrales y el desfasaje entre los salarios y el cada vez más elevado costo de vida es el reclamo central de la ola de huelgas y malestar social en Inglaterra, Francia y Alemania, por nombrar algunos de ellos.

Energía

El mercado energético hizo las veces de segundo campo de batalla de esta guerra, pues es allí donde se concentra la ofensiva de occidente como respuesta a la “operación militar” del Kremlin. El cuerpo de sanciones sobre la energía rusa significó que los países europeos hayan virtualmente prohibido que sus ciudadanos e industrias se abastezcan del petróleo, el gas y el diesel rusos, de los que dependían fuertemente.

La misteriosa explosión del gasoducto NordStream 1 y la suspensión de la habilitación el NordStream 2 fueron momentos claves de esta verdadera guerra energética, cuyo mayores beneficiarios resultaron la industria del GNL norteamericano y las potencias petroleras de OPEP.