El periodista estadounidense Seymour Hersh publicó una investigación en la que concluye que “un grupo de buzos de la Marina aprovechó unas maniobras de la OTAN en el Báltico para colocar explosivos en los oleoductos, y la Armada noruega los hizo detonar tres meses después lanzando una boya sonar”.
De acuerdo al periodista, la operación de sabotaje estuvo dirigida por el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, el asesor de Seguridad Nacional, Jacob Sullivan y la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland.
Hersh afirma que Biden decidió sabotear el Nord Stream después de más de nueve meses de discusiones secretas con el equipo de seguridad nacional de Washington.
Según lo publicado, buzos de la Marina estadounidense colocaron los explosivos bajo los gasoductos Nord Stream en junio de 2022, en el curso de la “Operación Baltops 22” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Hersh señaló que los explosivos fueron activados por fuerzas noruegas el 26 de septiembre, arrojando una boya desde un avión que los hizo explotar.
El periodista indicó que el Gobierno de EE.UU. rechazó las acusaciones en torno a la operación sobre los Nord Stream, a pesar de que el presidente Joe Biden viera los gasoductos, como un medio que permitiría al mandatario ruso Vladimir Putin, usar “el gas natural como arma para sus ambiciones políticas y territoriales”.
Portavoces de la Casa Blanca y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) calificaron de “completamente falsas” las revelaciones sobre el sabotaje a los gasoductos.
Vivir sin NordStream
Los gasoductos son proyectos de infraestructura multimillonarios diseñados para transportar gas ruso a Alemania por debajo del mar Báltico.
Suecia y Dinamarca, en cuyas zonas económicas exclusivas se produjeron las explosiones, llegaron a la conclusión de que los gasoductos fueron volados deliberadamente, pero no aventuraron quién podría ser el responsable.
Estados Unidos y la OTAN han calificado el incidente de “acto de sabotaje”. Desde el comienzo, Moscú responsabilizó a Occidente de las inexplicables explosiones que causaron las roturas. Ninguna de las partes aportó pruebas.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia dijo el miércoles que Estados Unidos tenía preguntas que responder sobre su papel en las explosiones en los oleoductos.
La construcción de Nord Stream 2, diseñado para duplicar el volumen de gas que Rusia podría enviar directamente a Alemania bajo el mar, se completó en septiembre de 2021, pero nunca se puso en marcha después de que Berlín archivó la certificación pocos días antes de que Moscú enviara sus tropas a Ucrania el pasado febrero.
La invasión de Ucrania por parte de Moscú y la posterior medida de reducir las exportaciones cruciales de gas han golpeado duramente a la economía orientada a la exportación de Alemania, ya que los fabricantes habían confiado durante mucho tiempo en las importaciones baratas de energía rusa.
El primer NordStream había demostrado ser central para la economía alemana, que disfrutaba de abundante gas natural ruso barato, suficiente para hacer funcionar sus fábricas y calentar sus hogares, al tiempo que permitía a los distribuidores alemanes vender el gas sobrante, con beneficios, por toda Europa Occidental.
Presionado para cortar lazos con Moscú primero y con el NordStream inutilizable, Berlín ahora le compra GNL caro a Washington.
La producción alemana lo sintió. Para todo 2022, la producción industrial fue un 0,6 por ciento inferior a la del año anterior, y por primera vez en las últimas décadas, se habla de una profunda recesión.
Quién es Seymour Hersh
Hersh es un antiguo reportero del New York Times y del New Yorker que ganó numerosos premios por su periodismo de investigación.
Por revelar la masacre del ejército estadounidense en My Lai, ganó el Premio Pulitzer en 1970.
También cubrió Watergate y el escándalo de Abu Ghraib de 2004 tras la invasión estadounidense de Irak, entre otros sucesos.
Más recientemente, encendió la polémica con un informe que rebatía la versión de la administración de Barack Obama sobre el asesinato en 2011 del fundador de Al Qaeda, Osama bin Laden, en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses.
También disputó la versión oficial de Washington respecto al ataque con gas sarín en agosto de 2013 en un suburbio de Damasco, Siria, que mató a cientos de civiles.