Música

Village People participará en los actos de investidura de Donald Trump

El grupo de música estadounidense Village People, cuyo famoso tema “Y.M.C.A”, ha sido utilizado en numerosos mítines electorales por Trump, participará en algunos de los actos de la inauguración del presidente electo. ¿Quiénes son estos ochentosos sujetos disfrazados?

Village People participará en los actos de investidura de Donald Trump

El popular grupo anunció en su perfil de Facebook que aceptó una invitación “de la campaña del presidente electo Trump para participar en las actividades inaugurales, incluyendo al menos un evento” junto al nuevo mandatario republicano.

“Sabemos que esto no hará felices a algunos de ustedes, sin embargo creemos que la música debe ser interpretada sin tener en cuenta la política”, advierten los creadores de “Macho Man” o “In The Navy”. “Nuestra canción ‘Y.M.C.A’. es un himno global que esperamos ayude a unir al país después de una campaña tumultuosa y dividida donde nuestro candidato preferido perdió”, precisan en el mensaje en referencia a la debacle electoral sufrida por la candidata demócrata Kamala Harris.

Por lo tanto, “creemos que es ahora el momento de unir al país con música y, por eso, Village People estará actuando en varios eventos como parte de la inauguración 2025 de Donald J. ¡Trump!”, indican en su mensaje.

¿Quiénes son los Village People?

Un policía, un indio, un soldado (después convertido en marinero), un obrero de la construcción, un leather man y un cowboy. Un puñado de canciones movedizas que pegaron con la época de la música disco. Village People fue un fenómeno de popularidad. Su apogeo fue efímero, pero varias de sus canciones siguen siendo casi obligatorias en la playlist de cualquier celebración hasta el día de hoy. Más de 100 millones de discos vendidos en todo el mundo. Lo que inicialmente parodiaban disfrazados, fue lo que consiguió que atravesaran generaciones. Y por supuesto las canciones pegadizas, inoxidables.

La banda surgió como una parodia a los estereotipos de los hombres homosexuales, dirigido a atraer una audiencia gay gracias al tono burlón. Pero los productores no se sabe si gracias a la torpeza o en un movimiento arriesgado y genial, al extremar la propuesta, ensancharon su posible público. Salió de las pistas de baile de las discotecas de Nueva York y de los clubes del Greenwich Village en 1977, y se metió a través de la televisión y las radios en lugares impensados: en las fiestas infantiles, en las clases de aqua gym de los gimnasios, en las cortinas musicales de los programas de la tarde. Y.M.C.A., single de su tercer álbum, vendió más de 10 millones de copias. Fueron pocas las canciones que lograron esa marca.

Si bien no se puede entender a Village People sin el contexto, sin la música disco y su reinado a fines de los setenta, tampoco se puede pretender que el disco explique por sí solo el fenómeno que desencadenaron. Village People gustaba a aquellos que debía molestar. El ritmo machacante de sus canciones con letras sugerentes y llenas de doble sentido, el excedido aspecto visual, los estribillos fáciles que se adherían en las personas y penetraron en los oyentes.

¿Quiénes inventaron a los Village People? 

Dos productores musicales caminan por la Nueva York de los setenta. Una ciudad peligrosa, contundente, tentadora. La banda de sonido es la música disco, los beats bailables están por todos lados. Ellos mismos vienen de producir un éxito con The Ritchie Family. Un tema que se detuvo en la puerta del Top 10. Pero estaban buscando cómo seguir. Henri Belolo, de origen marroquí, y el francés Jacques Morali caminaban por las calles del Greenwich Village cuando vieron que un hombre de gran tamaño paseaba con decisión ataviado como un cacique indio. Aún en un ambiente en el que pocos cosas parecían raras, el gigantón disfrazado de indio, que parecía haber salido de la pantalla de un Western, les llamó la atención. Lo siguieron hasta un club gay, el Anvil; uno de los tantos de esa zona.

Se sentaron en una mesa, pidieron algo para tomar y esperaron. Unos minutos después, el cacique apareció en escena. Estaba contratado para bailar sobre las mesas. Uno de los parroquianos con sombrero de cowboy lo miraba embobado. Los productores empezaron a tirar ideas y en unos pocos minutos habían decidido cuál sería su próximo proyecto. Un grupo de diseño pensado para atraer el público gay en el que cada uno de los integrantes representara un estereotipo: policía, cowboy, motoquero, soldado, un atleta (luego dejado de lado). Al indio, Felipe Rose, ya lo habían encontrado.

Nombrar a la banda fue sencillo, casi obvio: Village People, gente del Village, el barrio en el que cualquiera -como les pasó a ellos dos- podía cruzarse con personajes así.

Belolo y Morali, con el concepto en la cabeza, contrataron a dos compositores (Phil Hurt y Peter Whitehead) y salieron a buscar quienes podían llenar esos envases que ellos habían urdido. Hombres de bigotes que pudieran seducir a una audiencia gay con casco de obrero, ropa de cuero, uniforme de policía. Algunos buenos bailarines y Victor Willis, un cantante con un pasado sin demasiado brillo en Broadway, pero con buena voz, carisma y la ambición necesaria, quien les había dejado un demo hacía un tiempo y ellos habían utilizado para que hiciera unos coros en anteriores temas bailables que produjeron.

Después de editar un par de temas y de que funcionaran, en especial, en las discotecas, los productores decidieron perfeccionar la idea, completar el grupo. Por el momento tenían al policía, al indio y al soldado. Publicaron un aviso en una revista: “Buscamos hombres con perfil de macho: deben saber bailar y tener bigote”. Aparecieron varios aspirantes. Se quedaron con tres y completaron su equipo. Village People estaba a punto de dominar las pistas y las radios.

En los dos primeros años sacaron cuatro discos. La fórmula había funcionado y debían sacarle provecho. Los hits se fueron sumando. Go West, Macho Man, In The Navy. Hasta llegar a la explosión de Y.M.C.A.

El himno gay friendly

Las letras jugaban con el doble sentido pero sin demasiada sutileza. Esas seis figuras, de trazo grueso, esas caricaturas rompieron barreras. Y tuvieron algo, involuntariamente, revolucionario. El boom llegó hasta la tapa de la revista Rolling Stone: “El dibujo animado que conquistó el mundo” era el título de la nota principal. ¿Cómo pudo triunfar masivamente un grupo manifiestamente gay, que glorificaba su sexualidad y jugaba con ello, en un mundo pacato en el que la homosexualidad seguía siendo mal mirada, perseguida y en el que la mayoría debía esconder sus preferencias sexuales para no ser segregado? Un misterio.

Muchos hasta el día de hoy siguen creyendo que Y.M.C.A. es una mera celebración de la Asociación Cristiana de Jóvenes (a quien pertenece esa sigla en inglés) y a hacer deportes. El grito de ¡Young Men! todavía debe provocar escozor a varios. La confusión fue tal que la Armada de Estados Unidos estuvo a punto de utilizar In The Navy como leitmotiv de una campaña publicitaria de reclutamiento. Parece que a último momento algún almirante creyó que no era conveniente utilizar el tema para la viril imagen de la institución.

Más allá de polémicas, gustos o valoraciones críticas, Y.M.C.A. se convirtió al mismo tiempo, en un clásico ATP y en un himno gay. Una canción que aparece de manera obligada en cada fiesta y que siempre es bailada con entusiasmo y con adhesión unánime a la coreografía del estribillo.

Escrito en veinte minutos, para completar el LP, Y.M.C.A es un hit imparable. En casi todos los países del mundo llegó al primer puesto. Pero en Estados Unidos sólo alcanzó el segundo lugar. Los que impidieron que accediera a la cima en un gesto de justicia poética poco habitual en los charts fueron otras dos canciones del género disco pero mucho mejores que la de Village People: Le Freak de Chic, el grupo de Nile Rodgers, y Da ya Think I’m Sexy, el éxito global de Rod Stewart.

Pero quien ve el video oficial de la canción se llevará una gran desilusión. En la puesta en escena original no existe la coreografía que hoy está adherida a la canción. Cuando llega el estribillo y todos estamos esperando las rápidas contorsiones que forman las cuatro letras, sólo vemos que los cinco que están detrás de Victor Willis (a esa altura además de la voz líder era el compositor de los principales éxitos) se acuclillan -como tomando carrera para lo que todos creemos que va a venir-, se levantan haciendo la Y con los brazos y luego -terrible desilusión- hacen palmas mientras contonean las caderas. No más que eso. De todas maneras la coreografía no tiene un origen tan lejano en el tiempo a la salida del single.

Tócala de nuevo, Tío Sam

El presidente electo de Estados Unidos, que tomará posesión del cargo este lunes 20 de enero, ha usado de forma frecuente el tema Y.M.C.A. en su campaña electoral acompañado de un baile que se convirtió en viral. De hecho, la coreografía de Trump llegó a ser copiada por numerosos deportistas y personajes populares en Estados Unidos, que la han imitado en los últimos meses en todo tipo de eventos y en el terreno de juego.

El grupo musical no siempre ha estado de acuerdo con el uso que Trump ha hecho de este popular tema que llegó a utilizar también en su anterior campaña electoral. En el pasado, alguno de los componentes de Village People pidieron reiteradamente al candidato a la reelección que dejara de usar esa canción en sus actos políticos y, no sólo criticaron la utilización de Y.M.C.A., sino también se mostraron molestos con sus coreografías.

Village People, es la banda que con su éxito global sorprendió hasta a sus creadores. Aunque hoy suba al escenario sólo uno de los miembros originales: Victor Willis, el policía, que explicó su cambio de opinión sobre el uso de las canciones del grupo en la campaña del Partido Republicano. El resto, con los mismos disfraces de cotillón, cubren los roles de hace más de 47 años aunque con otros intérpretes.