Capítulo 4: La Conformación del Estado Nacional (1852-1880)

Este capítulo de nuestra historia comienza con un presidente que gobierna desde la provincia de Entre Ríos. Y termina con una guerra que instala a la ciudad de Buenos Aires como la capital nacional.

Luego del triunfo en la Batalla de Caseros, en mayo de 1853, Urquiza convocó a un Congreso Constituyente en San Nicolás, donde asistieron los 13 gobernadores. En ese encuentro, se volvió a poner en vigencia el Pacto Federal firmado en 1831. Por medio del cual, se establecía la libre navegación de los ríos y comercio en todo el territorio, los gastos provinciales serían costeados por las aduanas y el director de la confederación era José Justo de Urquiza.

Sin embargo, aunque Rosas había sido derrotado y se encontraba en el exhilio, los intereses de la clase alta porteña seguían siendo los mismos, y la constitución firmada en San Nicolás no los representaba.
En este contexto sociopolítico, Bartolomé Mitre y Adolfo Alsina, dieron un golpe de estado, conocido como la “Revolución del 11 de Septiembre de 1852”, que defendía los intereses porteños: la aduana y el puerto.

A partir de entonces, el país quedó por casi diez años dividido en dos: el Estado de Buenos Aires y la Confederación (el resto de las provincias con capital en Paraná). La separación duró diez años, hasta que en septiembre de 1861, el líder porteño Bartolomé Mitre derrotó a Urquiza en la Batalla de Pavón y unificó al país bajo la tutela porteña.

A ésta batalla sucedieron los gobiernos de Bartolomé Mitre (1862-68), Domingo F. Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880), quienes concretaron la derrota de las oposiciones del interior, la ocupación del todo el territorio nacional y la organización institucional del país fomentando la educación, la agricultura, las comunicaciones, los transportes, la inmigración y la incorporación de la Argentina al mercado mundial como proveedora de materias primas y compradora de manufacturas.