Un funeral de Estado a medias en Moscú para Mijaíl Gorbachov
El último líder de la Unión Soviética fue despedido en una ceremonia sin la presencia del presidente Vladimir Putin.
Mijaíl Gorbachov recibió un funeral de Estado, pero “a medias” este sábado en Moscú.
Algunos cientos de personas dieron el presente para despedir al que pasó a la historia como el último líder soviético en el Salón de las Columnas, lugar que también acogió el entierro de Stalin en 1953.
En el recinto estaban algunos de los familiares más cercanos del fallecido, como su hija Irina Virganskaya-Gorbacheva, y sus nietas.
Aunque la ceremonia sí tuvo elementos de un funeral de Estado, como una guardia de honor, no habrá un día de luto nacional.
Con Rusia aislada por la invasión a Ucrania, tampoco acudirán grandes líderes extranjeros, excepto diplomáticos acreditados.
Además, este jueves el Kremlin comunicó que, por motivos de agenda, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, tampoco estaría presente en la ceremonia.
El primer ministro ultraderechista húngaro, Viktor Orbán, fue el único jefe de Gobierno europeo en hacer acto de presencia.
Por parte de la cúpula política rusa, la presencia más representativa ha sido la del vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dimitri Medvedev.
También han acudido los embajadores de varios países occidentales, entre ellos, los de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, según la agencia Interfax.
Aunque en Occidente es considerado el hombre que acabó con la Guerra Fría y levantó el “Telón de Acero”, para la mayoría de los rusos su nombre está asociado con el fin del poderío global del Kremlin y las políticas de justicia social que sacaron a millones de la miseria durante los casi 70 siguientes a la Revolución de Octubre.
Gorbachov presentó su renuncia en diciembre de 1991, después de disolver (pese a un plebiscito que votó masivamente lo contrario) a la Unión Soviética, y que las antiguas repúblicas de la Unión crearán la Comunidad de Estados Independientes (CEI), desmantelando la URSS.
El ex dirigente soviético, ocasionalmente activo en su vida pública, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1990 por los cambios en las relaciones entre la URSS y el bloque occidental, encabezado por Estados Unidos, en las últimas etapas de la Guerra Fría.