Reino Unido

Trabajadores británicos protestan por el costo de vida, mientras Truss está en la cuerda floja

Miles de personas se manifestaron este sábado en Londres por la escalada de los precios en uno de los países que vive una inflación sin precedentes, la máxima de las últimas cuatro décadas.
La primera ministra, en la mira de sus propios aliados por su ineptitud para manejar la economía.


Organizaciones sociales y sindicatos del Reino Unido marcharon este sábado y lo harán durante todo el fin de semana por las principales ciudades del país para protestar por el aumento de los precios de la energía y el alto costo de la vida.

Múltiples manifestaciones están previstas en Londres, Brighton, Plymouth, Aberdeen, Birmingham y Bradford, entre otras, asociadas con huelgas de trabajadores ferroviarios y empleados de correos.

A la campaña vigente “Don’t pay UK” (No pagues al Reino Unido), se suma el movimiento Enough is Enough (Basta ya) para exigir al nuevo Gobierno conservador de Liz Truss que acometa acciones inmediatas para enfrentar la crisis.

Se esperan subidas similares en toda Europa, dando escenarios en los que millones de personas se enfrenten al invierno sin poder pagar la luz o el gas, con una inflación desbocada que se come el salario.

Las organizaciones convocantes demandan un aumento salarial generalizado para hacer frente a la inflación, comidas gratis en todos los niveles de enseñanza, mejoras en los sistemas de calefacción domésticos y más impuestos para las empresas y personas pudientes.

La nueva ola de movilizaciones coincide con el inicio de la medida de topar el precio de la energía para los hogares, que a pesar de ello subió como promedio de 1.971 libras (2.200 dólares), hasta 2.500 libras (2.790 dólares).

Algunos activistas anunciaron en las redes sociales que quemarían sus facturas de energía durante las protestas y unas 200.000 familias amenazaron con no pagar la cuenta hasta que el Gobierno tomara medidas para proteger a las más vulnerables.

“Impuestos para los ricos” y “Congelen los precios, no a las personas”, son algunas de las pancartas que se podían leer entre los manifestantes que se dirigieron este sábado hacia la abadía de Westminster, en el centro de Londres.

La inflación en el Reino Unido está en su máxima expresión, la libra esterlina está en su punto más bajo y la ansiedad aumenta a medida que se acerca el invierno, insisten analistas.

Truss, en un mal momento

El derrumbe de la libra, la caída de los bonos gubernamentales, la intervención masiva del Banco de Inglaterra y el impacto que la crisis comenzó a tener en el mercado mundial de bonos soberanos puso a la primera ministra en un lugar complicado a solo semanas de su asunción al cargo.

La conservadora, que hizo campaña entre los suyos como una adherente a los principios thatcheristas, ya es criticada despiadadamente por los medios.

El dictamen ha sido particularmente lapidario entre los medios conservadores. “En las primeras semanasel nuevo gobierno ha despilfarrado su reputación, ha desatado más inflación, ha obligado a una intervención de emergencia del Banco Central y ha complicado las chances de crecimiento. Imagínense lo que pueden hacer en un mes o dos”, dice el semanario The Economist.

El semanario califica al gobierno de fatal “incompetencia” y señala la falta de salida política. “Después del peor comienzo de un gobierno que se recuerde, mucha gente empieza a preguntarse cuánto va a durar la nueva primera ministra Liz Truss. El problema es que hoy una nueva elección de líder conservador más que expeditiva sonaría a ridícula”, señaló el semanario.

Entre los conservadores las aguas están revueltas. La renuncia de Truss es, por el momento, impensable porque conduciría a un inevitable llamado a elecciones anticipadas que los diputados quieren evitar a toda costa. Pero la actual turbulencia es insostenible.

La cabeza de Kwarteng, su ministro de finanzas, y una marcha atrás con algunas medidas del presupuesto son un mínimo para un número creciente de legisladores conservadores.