El Gobierno de Alberto Fernández afrontó este jueves una sesión clave en el Senado y logró el aval parlamentario definitivo a un nuevo endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que le permitirá refinanciar millonarias deudas con el organismo y evitar así una cesación de pagos.
Tras aprobación parlamentaria total, solo restará que el directorio del Fondo se reúna y apruebe el nuevo programa de facilidades extendidas. Pese a que el acuerdo entre el oficialismo y la oposición garantizó la sanción del proyecto, algunas voces se alzaron en el recinto para rechazarlo.
Una de esas voces fue la de Adolfo Rodríguez Saá, senador por San Luis del Frente de Todos, que votó negativamente.
En su exposición, el expresidente se reivindicó a sí mismo, cuando decretó el default en su breve paso por el sillón de Rivadavia durante la crisis del 2001. Rodríguez Saá, en diciembre de ese año, decretó el default de la deuda con los bonistas -no así con los organismos internacionales, a los que se siguió pagando- sin represalias.
“La deuda externa desde su origen en la Argentina, tuvo no solo una profunda inmoralidad con los procedimiento corruptos que se usaron, sino que también es discutible su legitimidad”, dijo.
Y no muy veladamente, apuntó contra el equipo económico del Gobierno: “Los economistas herederos de los comisionistas de Rivadavia – que pertenecen a todos los partidos y a todas las épocas-, cobran inmensas comisiones en cada operación de canje, megacanje, refinanciación y reperfilamiento. Ellos cobran enormes comisiones”, advirtió el actual senador por San Luis.
“Si tenemos que bajar el déficit, pues lo bajemos, no nos agarremos con los pobres, con los jubilados, miremos las planillas, allí hay cientos de fundaciones, organismos raros y gastos superfluos”, sostuvo. “Se puede transformar la Argentina; en vez de pelearnos aprovechemos esta oportunidad”, propuso.
La otra representante puntana del Frente de Todos en el Senado, María Eugenia Catalfamo, dijo hoy que “cuando se legitima una deuda como se hace en este caso, se traba el desarrollo nacional”, al referirse al proyecto que debate la Cámara alta para avalar el acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional para refinanciar la deuda tomada por la administración de Mauricio Macri.
“Esto no es en contra de nuestro Gobierno. Esto es defender ciertos intereses y convicciones que tenemos. Hay muchas deudas que debemos saldar con la sociedad, primero con el pueblo argentino”, agregó la senadora, que también aportó su voto negativo a los 13 del oficialismo.
“El préstamo es tan escandaloso que nunca antes fue visto. Es una deuda odiosa que no se utilizó para mejorar la calidad de vida del pueblo argentino. Al contrario, se mantuvo la fuga de capitales que condenará por décadas a futuras generaciones”, indicó.
Catalfamo, quien se referenció políticamente en varias oportunidades de su discurso con el gobernador Alberto Rodríguez Saá, consideró que el crédito que se intenta renegociar con el proyecto de ley que debate el Senado “es la mayor estafa que sufrió el país”.
La legisladora, que tampoco explicitó el sentido de su voto, apuntó a la legitimación de la deuda que implicaría la aprobación del acuerdo y cómo eso opera como una traba para el desarrollo nacional. “Esto no es en contra del Gobierno Nacional”, cerró.
Nora Giménez, senadora por Salta es otra de las oficialistas que votaron por el no. Fue la última anotada en la lista de oradores y en su alocución anunció ante Cristina Fernández de Krichner que “no voto en contra de mi presidente, ni de usted como vicepresidenta”.
“Quiero adelantar mi voto negativo. Pero que nadie se confunda. No voto en contra de mi gobierno. No voto en contra del Frente de Todos al que pertenezco. Voto en contra de la deuda ilegítima que dejó Mauricio Macri. Y voto en contra del FMI que, una vez más como desde 1956, vuelve a imponer las condiciones para repetir los ciclos de endeudamiento, crisis social y fuga de capitales”, aclaró. “Las deudas se honran, pero las estafas se denuncian, se investigan y se condenan”, finalizó.
Aunque no se anotaron en la lista de oradores, un grupo de senadores del Frente de Todos tampoco le dio aval al acuerdo del Gobierno con el FMI. Se trata de Matías Rodríguez, Guillermo Snopek, Silvina García Larraburu, María Eugenia Duré, Claudio Martín Doñate y Ana María Ianni. Las figuras del bloque oficialista màs identificados con la vicepresidenta, tampoco acompañarán: ni Oscar Parrilli, ni Mariano Recalde, Juliana DiTullio y Anabel Fernández Sagasti.
Abstenciones
La neuquina Lucila Crexell, de Juntos por el Cambio, se abstuvo en la votación. “¿Alguien cree que alcanzarán los resultados fiscales pautados sin incrementar la presión tributaria, cuando en este mismo momento el Gobierno ya amenaza con aumentar las retenciones a los productores agropecuarios? ¿O que la inflación tendrá un techo del 48% si en apenas dos meses ya ha acumulado el 8,8%?”, cuestionó.
El reglamento del Senado es muy claro respecto a las abstenciones: ese tipo de voto “incide en el cálculo del quórum y el cómputo de la votación, que se hará sobre la cantidad de votos que se emitan”, reza. De ese modo, debe haber al menos 37 votos emitidos -el número del quórum- entre los afirmativos y negativos. Las abstenciones, como si fueran ausencias, no suman.
La neuquina Silvia Sapag también se abstuvo y fundó su posicionamiento en su oposición a las revisiones y moniteoreo del FMI sobre la economía argentina. “En 2016 estábamos desendeudados y en 2018 ya teníamos al FMI encima nuestro. Se fugaron 41.000 millones de dólares. Esta deuda sirvió para la fuga para que se llenen de oro los amigos del poder, los bancos, que nos dejaron en default fue el plan perfecto”, sostuvo. “Como no confiar en nuestro gobierno, que se preocupa en los pobres, por eso le doy el apoyo a este gobierno, por todo eso votaría el acuerdo, pero por razones familiares, muy personales, es que me abstendría, así le adelanto la abstención”, concluyó.