En un discruso para conmemorar el aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, Vladimir Putin dijo a los rusos que el mundo se encontraba en un punto de inflexión clave y que estaban involucrados “en una lucha patriótica” por el futuro de su país.
En un discurso de solo 10 minutos en la Plaza Roja, el mandatario ruso habló en un tono ya familiar en los casi 15 meses de lo que Rusia llama su “operación militar especial” en Ucrania.
Moscú conmemora por segunda vez desde que comenzó la guerra con Kiev el Día de la Victoria sobre la Alemania nazi. Este año, las medidas de seguridad fueron más estrictas por el temor ante posibles actos de sabotaje ucranianos.
Este mismo martes, las fuerzas rusas han lanzado bombardeos masivos en varias ciudades ucranianas, entre ellas Kiev, poco antes de la llegada a esta ciudad de la presidenta del Parlamento Europeo, Ursula von der Leyen.
Putin presidió el gran desfile en la Plaza Roja junto con la plana mayor de las Fuerzas Armadas, veteranos de la Segunda Guerra Mundial y representantes de varias repúblicas ex-soviéticas, como Nikol Pashinyan, el primer ministro armenio.
En su discurso, el presidente destacó que “para los rusos no hay pueblos hostiles, ni en Occidente ni en Oriente, queremos ver el mundo libre y estable (…) Consideramos que cualquier ideología de supremacía es por su naturaleza repugnante, criminal”.
“Parece que se olvidaron de las ambiciones nazis de ser los dueños del mundo y de quienes fueron los que defendieron su pueblo sin valorar su propia vida, y dieron su vida para liberar Europa. En muchos países destruyen los monumentos a los soldados rusos y grandes héroes militares”, lamentó ante la primera plana de las fuerzas armadas y veteranos.
Tras mencionar la lucha de China contra el militarismo de Japón durante la segunda guerra mundial, Putin subrayó que todos los rusos están “orgullosos” de los combatientes en la “operación militar especial” – la invasión a Ucrania- porque defienden los “valores rusos”. “Todos estamos orgullosos de ustedes y esperamos que vuelvan a casa”, les dijo.
“Están preparando una nueva cruzada contra Rusia”, advirtió. Y volvió a sindicar a Kiev como promotor del nazismo: “reunieron a los supervivientes del fascismo y quieren destrozar nuestro país, desintegrarlo, borrar los resultados de la Segunda Guerra Mundial, destruir el sistema de seguridad del derecho internacional, ahogar los centros de desarrollo”.
También se refirió a las “élites globalistas occidentales” que están sembrando “rusofobia” y “nacionalismo agresivo”, mientras aseguró que el pueblo ucraniano se había convertido en “rehenes de un golpe de estado” y de las ambiciones de Occidente.
No abordó los desafíos que enfrenta Rusia mientras sus fuerzas se preparan para una gran contraofensiva esperada por parte de Ucrania, ni delineó ningún camino hacia la victoria.
El discurso, seguido de un desfile militar en la Plaza Roja que algunos medios consideraron “discreto”, tuvo lugar después de una ola de ataques dentro de Rusia este mes, incluido un supuesto ataque con aviones no tripulados en la ciudadela del Kremlin hace menos de una semana, que Moscú interpretó como un atentado contra la vida del presidente.