Vaticano

¿Qué significan el palio y el anillo del pescador que recibió el papa León XIV?

Desde Roma, en una plaza colmada de fieles y ante los principales líderes mundiales, comenzó la era del nuevo Sumo Pontífice.

¿Qué significan el palio y el anillo del pescador que recibió el papa León XIV?

El papa León XIV inauguró su pontificado con una crítica al modelo económico global, al que acusó de “marginar a los más pobres”.

La ceremonia se desarrolló según el protocolo. A las diez, frente a más de 150 delegaciones internacionales, se dio inicio a la misa. Primero, León XIV descendió, junto con los Patriarcas de las Iglesias Orientales, al Sepulcro de San Pedro bajo la Basílica Vaticana. Luego se unió a la procesión de los Cardenales.

El Papa recibió dos de los símbolos más tradicionales del ministerio petrino: el palio y el anillo del Pescador. Estos elementos no son meros ornamentos, sino que representan el compromiso del nuevo papa con su rol como sucesor de San Pedro, primer obispo de Roma.

Ambos signos fueron colocados durante la misa celebrada en la Plaza de San Pedro ante más de 200.000 personas.

Los símbolos elegidos por el Papa

El palio es una estola de lana blanca, decorada con cruces de seda negra, que el papa lleva sobre los hombros. Su forma circular abierta y su caída delantera y trasera representan al Buen Pastor que carga sobre sus hombros a la oveja perdida.

El anillo del Pescador, o anulus piscatoris, es una joya de oro grabada con la imagen de San Pedro pescando desde una barca. Representa la misión evangélica de “ser pescadores de hombres”, según las palabras de Jesús a Pedro en el Evangelio.

Este anillo funciona como sello oficial del papa en documentos importantes y fue entregado a León XIV por el cardenal filipino Luis Antonio Tagle durante la liturgia.

En el pasado, los anillos eran destruidos al morir un pontífice para evitar falsificaciones. En los tiempos recientes, se conserva como signo de continuidad institucional.

La ceremonia

La misa de entronización del primer papa nacido en Estados Unidos, Robert Prevost, pero naturalizado peruano, fue un acto cargado de liturgia, simbolismo político y blindaje diplomático.

La doble nacionalidad del pontífice quedó patente en la disposición protocolar: las delegaciones de Estados Unidos y Perú ocuparon lugares preferentes en la ceremonia. La presidenta peruana Dina Boluarte encabezó una nutrida representación latinoamericana que incluyó a los presidentes Gustavo Petro de Colombia, Daniel Noboa de Ecuador y Santiago Peña de Paraguay.

Entre las ausencias figuró el presidente estadounidense Donald Trump, aunque Washington envió al vicepresidente JD Vance y al secretario de Estado, Marco Rubio. Tampoco estuvieron el chileno Gabriel Boric y el brasileño Lula da Silva, ocupados en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en China.

El presidente Javier Milei decidió no viajar y quedarse en el país para seguir las elecciones porteñas. En su lugar, la delegación argentina estuvo encabezada por el canciller Gerardo Werthein y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.

La ceremonia incluyó representantes de 36 iglesias cristianas y delegaciones de otras religiones, incluyendo un grupo de 13 miembros de la comunidad judía.

En el altar dispuesto en la Plaza de San Pedro se pudo ver la réplica del icono de la Virgen del Buen Consejo custodiado por la Orden de San Agustín, a la que el papa pertenece, en un detalle que refleja la importancia que su familia religiosa tendrá en su pontificado.