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Qué es la “teoría del reemplazo” que alienta crímenes en Europa y EE.UU.

Una teoría conspirativa alentada por el supremacismo blanco y con penetración en sectores de ultraderecha de Europa y Estados Unidos está detrás de la reciente masacre de Buffalo y otros atentados anteriores también motivados por odios raciales y religiosos, como el ataque de 2019 en Christchurch, Nueva Zelanda.

En lo que va de 2022, hubo 10 tiroteos masivos por semana en los Estados Unidos. El último ocurrió en la ciudad de Buffalo, estado de Nueva York. Payton Gendron, un joven blanco de 18 años, equipado con chaleco antibalas, casco militar y un fusil de asalto AR-15, manejó 320 km para atacar allí un supermercado, donde mató a 10 personas e hirió a 3, mientras transmitía la masacre en vivo por la plataforma Twitch. De las víctimas, 11 eran afroamericanas.

El atentado fue calificado por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, como “terrorismo doméstico.” Previamente al ataque, Payton escribió un manifiesto, en el que declara su adhesión a la teoría conspirativa de extrema derecha conocida como “Gran Reemplazo”.

Esta creencia, muy popular entre supremacistas blancos estadounidenses, tiene su origen en Francia, desde donde es propagada desde 2010 por el escritor Renaud Camus, como una adaptación contemporánea de motivos antisemitas del siglo XIX a un supuesto choque de civilizaciones entre cristianos y musulmanes.

La teoría del Gran Reemplazo afirma que, con la complicidad de ciertas élites, las poblaciones europeas blancas están siendo reemplazadas demográfica y culturalmente por grupos no blancos, provenientes de países musulmanes mediante migraciones, crecimiento poblacional y el descenso de la tasa de natalidad.

Este supuesto proceso se atribuye a la acción de sectores liberales desde adentro del gobierno francés, la Unión Europea y la propia ONU.

El potencial de la teoría para inspirar crímenes de odio no deja de incrementarse: en marzo de 2019, Brenton Tarrant, el terrorista australiano que asesinó a 51 personas e hirió a otras 49 en una mezquita y un centro islámico de Christchurch, Nueva Zelanda, también transmitió el atentado en vivo y dejó su propio manifiesto, titulado “El Gran Reemplazo.”

En agosto del mismo año, Patrick Crusius, de 21 años, asesinó a tiros en un supermercado Wal-Mart de El Paso, Texas, a 23 personas, en su mayoría de origen latino, dejando un texto titulado “La verdad incómoda”, que aludía a la misma teoría conspirativa del “gran reemplazo”, y presentaba a los inmigrantes latinoamericanos como invasores que iban a robar los trabajos de los estadounidenses, una retórica similar a la que utilizaba el entonces presidente Donald Trump.

Estos tres ataques, además, están vinculados por el fenómeno que se conoce en inglés como “copycat”, un efecto de imitación de crímenes de odio registrado en muchos tiroteos masivos.

En los Estados Unidos, por otro lado, la teoría del “Gran Reemplazo”, tiene una versión muy extendida entre dirigentes y votantes republicanos, según la cual, existe una conspiración demócrata que promueve la migración de latinoamericanos para “reemplazar” a los votantes del Partido Republicano y evitar así que puedan llegar al poder.

El coqueteo desde el Congreso de EEUU con estas visiones conspirativas tiene como exponente principal a Elise Stefanik, la tercera republicana en importancia en la Cámara de Representantes. En los medios, uno de los más notables agitadores de la teoría del Gran Reemplazo es el analista conservador Tucker Carlson, desde su programa en el prime time de la cadena Fox News. Y en internet, estas ideas están presentes en sitios como 4chan y 8chan, frecuentados por adherentes a la extrema derecha.

Un juego peligroso, que se alimenta de las frustraciones, el miedo y la xenofobia presentes en todas las sociedades contemporáneas para promover una política sin escrúpulos.