Internacional

Protestas en Europa contra el “pase sanitario”

En Francia, la estrategia contra el Covid-19 se ve en cuestión por la movilización de grupos de derecha y libertarios que se niegan al “pase sanitario” implementado por los gobiernos, que requiere de certificados vacunatorios para acceder a diferentes actividades.

La implementación de un pase sanitario dispuesta por varios gobiernos del mundo para evitar la propagación del coronavirus reimpulsada por la expansión de la variante delta provoca rechazos y protestas bajo argumentos que incluyen desde dudas sobre la efectividad de las vacunas, vulneración de los derechos individuales, discriminación y hasta preocupación por la filtración de los datos personales.

Surgido en un principio en la Unión Europea como un pasaporte sanitario para facilitar la circulación interna de ciudadanos del bloque, el uso de este tipo de certificados se fue extendiendo dentro de las fronteras nacionales gracias a la mayor disponibilidad de vacunas por parte de los estados y la accesibilidad de la población a los testeos. Francia, Italia, Austria, Dinamarca, Grecia, Portugal, Irlanda y Bélgica ya lo aplican, aunque con variantes.
Fuera de Europa, también lo hacen Israel, China, la ciudad de Nueva York y la provincia canadiense de Quebec.

En la mayoría de estos países y ciudades, el certificado o pase sanitario permite el acceso a determinados lugares públicos a las personas vacunadas, con anticuerpos tras haber superado la enfermedad o con test PCR negativo reciente. Varios gobiernos van más allá y analizan la obligatoriedad de la vacunación contra el covid, en principio solo para ciertos sectores esenciales como trabajadores sanitarios, empleados públicos y del transporte.

En Francia, país pionero en poner en vigencia el certificado sanitario, la ley impulsada por Emmanuel Macron y avalada por la justicia y el Congreso, exige presentar el pase para entrar a bares, restaurantes, cines, museos teatros, hospitales y también para utilizar el transporte de larga distancia incluidos aviones, trenes y ómnibus. La medida incluye además la vacunación obligatoria para el personal sanitario y otros trabajadores esenciales.

A las primeras protestas convocadas en París y otras ciudades por grupos antivacunas con consignas contra la legalidad del pase y a favor de las libertades individuales, en las últimas semanas se sumaron grupos de ultraderecha, manifestantes apolíticos y algunos sectores alcanzados por la vacunación obligatoria como bomberos y cuidadores de residencias de ancianos. Incluso los chalecos amarillos, protagonistas de las masivas protestas de 2018 y 2019, se incorporaron a las marchas.

Sin un líder a la cabeza, algunos integrantes de este movimiento asumen consignas antisemitas, se identifican con estrellas amarillas de la época nazi y comparan las medidas sanitarias con campos de exterminio. A modo de ejemplo, una mujer será juzgada en septiembre por portar en una movilización en Metz, cerca de la frontera franco- alemana, un cartel con expresiones contra personalidades judías, achacándoles los males de la pandemia.

Lo cierto que desde que se implementó el pase sanitario, la campaña de vacunación en Francia, antes estancada, se aceleró. Según cifras de Our World en Data, el 61% de la población ya tiene al menos una dosis.

Aunque en menor medida, las protestas y la resistencia a los controles sanitarios también se repiten en Italia, Grecia, Alemania y otras naciones del mundo como Australia, aunque en estos países la aceptación de la vacunación contra el coronavirus es mayoritaria.