Países occidentales empezaron a aplicar este lunes un precio máximo de 60 dólares por barril y una prohibición de algunos tipos de petróleo ruso para presionar a Rusia por su guerra con Ucrania, en una estrategia que, según el Kremlin, no tendrá impacto en la ofensiva en Ucrania.
La Unión Europea (UE), Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Japón y Australia acordaron el viernes pasado la medida, que generó rechazo de Rusia y críticas del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, que quiere que el tope sea la mitad de alto.
El mecanismo adoptado, que prevé que solo se pueda entregar el petróleo ruso vendido a un precio igual o inferior a 60 dólares el barril, generó interrogantes sobre cómo afectará los precios del mercado.
El precio del barril de crudo de los Urales está cotizado actualmente en torno a 65 dólares, ligeramente por encima del tope adoptado, mientras que el crudo de referencia estadounidense subía 90 centavos a 80,88 dólares por barril.
Además, los 27 países de la UE impusieron un embargo al petróleo ruso que se comercializa por mar.
Un plan de larga data
El plan de establecer un umbral de precios para el petróleo ruso se discutió en el plano internacional durante varios meses.
Finalmente, la idea se anunció a principios de septiembre en una declaración de los ministros de finanzas del G7.
Su esencia era prohibir el transporte de petróleo y productos petrolíferos rusos por mar cuando el precio del contrato supera un nivel de precios predeterminado.
Junto con el transporte, además, hay servicios relacionados, como seguros, financiación y servicios de corretaje.
Al aumentar la presión sobre Moscú, Estados Unidos y sus aliados utilizarán su considerable experiencia de restricciones contra Irán.
Teherán sigue sobreviviendo bajo las sanciones, aunque ha sufrido pérdidas.
No hay duda de que Rusia también mantendrá formas eficientes de suministrar su petróleo a los mercados extranjeros. Sin embargo, como en el caso de Irán, las sanciones aumentarán el costo de esas exportaciones.
Y Moscú se viene preparando.
Las entregas de petróleo marítimo ruso a Europa disminuyeron más de cinco veces desde el inicio de la operación militar de Moscú en Ucrania, informó Bloomberg el lunes citando los datos de seguimiento de buques.
Según el informe, los envíos cayeron a un promedio de 309.000 barriles por día en las cuatro semanas hasta el 5 de diciembre.
Esto es menos de una quinta parte de su volumen en las cuatro semanas hasta el 25 de febrero, un promedio de 1,58 millones de barriles al día.
Las entregas en la última semana hasta el 25 de noviembre cayeron un 34 %.
Las alternativas y el encarecimiento
En cambio, las entregas a India, China y Turquía se multiplicaron.
Según los datos de seguimiento de buques, el volumen de crudo en los petroleros destinados a los tres países, junto con los que aún no han suministrado su puerto de destino, pero que normalmente terminan en la India o China, se situó en un promedio de 2,45 millones de barriles al día durante las últimas cuatro semanas.
Eso es más de tres veces más que los volúmenes enviados allí en las cuatro semanas inmediatamente anteriores al inicio del conflicto de Ucrania.
Los tres países, desde el comienzo de la guerra, actuán en una suerte de esquema de triangulación, en el que adquieren la energía rusa y la venden, con el consiguiente aumento de precios, a aquellos países que se niegan a comerciar directamente con el Kremlin.
El impacto de los aumentos en virtud de estas operaciones se trasladan a los consumidores, y así, los precios de la energía se encuentran en un espiral inflacionario que no parece dispuesto a detenerse pronto, y que genera un sinnúmero de problemas al interior de los países que emitieron las sanciones a Rusia.