Camino a las elecciones

La religión se inmiscuye en la campaña electoral de Brasil

Lula es favorito en las encuestas en casi todos los segmentos pero pierde ante los evangelistas, alineados con Bolsonaro. En las últimas horas, el ex presidente defendió el estado laico que rige en Brasil.

El expresidente y candidato Luiz Inácio Lula da Silva defendió el Estado laico que rige Brasil, pidió a la población no permitir que los pastores evangelistas divulguen mentiras en su contra y se pronunció contra la manipulación religiosa ejercida por el actual mandatario de ultraderecha Jair Bolsonaro, de quien dijo que “está nervioso” a raíz de que “tiene miedo” de perder las elecciones del 2 de octubre.

“Les pido que en las iglesias (evangélicas) no tengan miedo de discutir. Si el pastor habla seriamente, hay que respetarlo pero si miente, hay que enfrentarlo, porque en nombre de Dios no se pueden contar mentiras ni en Brasil ni en otro lugar del mundo”, afirmó Lula, que gobernó el país entre 2003 y 2010.

Lo hizo en un acto en el Vale de Anhangabaú, una plaza emblemática del centro de San Pablo, ante miles de seguidores.

El líder del Partido de los Trabajadores  (PT) es favorito en las encuestas en casi todos los segmentos pero pierde ante los evangelistas, alineados con Bolsonaro, que cuenta con el apoyo de los líderes de grandes cultos y que la semana pasada dijo que en caso de victoria, Lula podría cerrar las Iglesias, como ocurrió en Nicaragua.

“Hay muchas fake news (noticias falsas) religiosas. Están usando los cultos como empresas para ganar dinero o como plataforma política. Yo defiendo el Estado laico (como indica la Constitución), el Estado no tiene que tener religión, tiene que respetar a todas las religiones. Las iglesias no tienen que tener partido y tampoco tener falsos profetas y fariseos que engañan al pueblo”, aseguró el exmandatario.

Según una encuesta de Datafolha del jueves, Lula pierde por 49% a 32% entre la población evangélica (cerca de un tercio del país) pero en la general, gana por 15 puntos de ventaja con chances de superar el 51% por ciento de los votos y vencer en primera vuelta sin necesidad de balotaje.

Lula recordó que estas críticas contra los pastores que divulgan noticias falsas en la campaña a favor de Bolsonaro las realiza “con la tranquilidad de alguien que cree” en Dios.

“Cuando hablo con Dios no necesito curas ni pastores. Lo hago sin pedirle favores a nadie. Hay pastores contando mentiras cuando deberían estar leyendo la Biblia decentemente”, afirmó el exmandatario, quien dijo que “está de moda” hablar de religión en la campaña.

El acto sirvió para lanzar la campaña en San Pablo, principal estado del país con 46 millones de habitantes y que representa un tercio de la economía brasileña. El ex ministro de Educación y ex candidato a la presidencia en 2018 por el PT, Fernando Haddad, lidera las encuestas para gobernador en el mega estado.

Es la primera vez que el PT está en condiciones de ganar la gobernación en San Pablo, sobre todo con el apoyo que tiene del exgobernador paulista Geraldo Alckmin, el conservador candidato a vice de Lula.

Una de las más vivadas del acto fue la expresidenta Dilma Rousseff, derrocada en 2016 tras un juicio político y que en una breve alocución a la multitud aseguró que Brasil “tiene suerte para su historia de tener a un líder como Lula”.

Lula, a su turno, dijo que el Congreso cometió un “error histórico” contra una “inocente que fue víctima de un golpe”.

Lula, quien pasó 580 días preso por la causa Operación Lava Jato, una condena anulada por considerarse un caso de persecución judicial (lawfare), comparó su situación y la del PT a la de Tiradentes. Se referió al héroe nacional independentista que fue ejecutado por la corona portuguesa y que un siglo después fue reconocido por la historiografía oficial tras la caída de la monarquía.

“Creían que Lula estaba muerto, que el PT estaba muerto, que la izquierda estaba muerta”, aseguró.

El exmandatario apuesta a reducir el rechazo en el público evangelista para resolver el pleito en primera vuelta, si es que las encuestas están acertadas.

Ante un público menor a lo esperado, hecho atribuido a las temperaturas por debajo de los 10 grados, el acto se realizó en el Vale do Anhangabú, centro de San Pablo. Allí en 1984, una agrupación política denominada “la multipartidaria”, reclamaba elecciones directas y el fin de la dictadura militar (1964-1985).

Lula también reiteró que elevará el mínimo no imponible para beneficiar a los asalariados y fustigó a Bolsonaro por “comprar votos”, como llamó a la serie de aumentos de subsidios y auxilios sociales que anunció el actual mandatario.

Lula también insistió en que Brasil “volverá a tener una política externa activa y altiva” como la llama su excanciller Celso Amorim, y prometió reforzar los vínculos con Sudamérica y África, además de proponer una valorización del salario mínimo que supere a la inflación.

El salario mínimo en Brasil, perdió contra la inflación desde el año 2017.