
Pese al creciente y profundo malestar de fondo con Netanyahu, la mayoría de los israelíes insiste en aplazar el debate sobre las culpas “hasta que acabe la guerra”, por la importancia de contar con un liderazgo estable durante los próximos meses.
Un 56% de la población cree que debe dimitir tras terminar la ofensiva en Gaza, incluido un 28% de quienes votaron en noviembre a partidos del Ejecutivo de coalición, según un sondeo difundido por el Centro Dialog.
Fue el historiador Gideon Avital-Eppstein quien, un día después del ataque de Hamas, pidió la dimisión del primer ministro por el descuido de seguridad que permitió la infiltración, su política hacia Hamas durante más de una década y su rechazo a entonar el mea culpa mientras los líderes militares asumían su responsabilidad uno detrás de otro.
La proclama fue creciendo exponencialmente. La noche del sábado, cientos de personas se reunieron frente al Ministerio de Defensa, en Tel Aviv, con cánticos y pancartas como “Bibi [por Benjamín Netanyahu], terrorista para la seguridad de Israel”, “Sos un peligro existencial para Israel” o “Alimentaste a Hamas para ganar elecciones”.
En una columna para el diario de Ynet News, el historiador y filósofo israelí Yuval Noah Harari fue explícito en su pedido: “Netanyahu debe asumir inmediatamente la responsabilidad de su terrible fracaso, dejar espacio para personas más talentosas y valiosas, y dar a sus reemplazos su bendición para que acepten un comité”, indicó.
En una entrevista a la BBC, el diplomático e historiador israelí Élie Barnavi, autor de “Las religiones asesinas”, también opinó en la misma línea: “Netanyahu debería haber renunciado hace tiempo. No puede gobernar un país mientras está en problemas debido a su reforma judicial. Pero Netanyahu no es un hombre que renuncia. Su principal ocupación es salvarse a sí mismo. Todo lo que hizo y sigue haciendo, incluyendo su reforma judicial, es para escapar de la justicia. [El primer ministro está acusado de cargos de corrupción]”.
Las encuestas
Una encuesta publicada la pasada semana por el diario Maariv muestra además que un 80% de los israelíes quieren que Netanyahu asuma ya su responsabilidad, entre ellos nada menos que un 69% de quienes lo apoyaron en las últimas elecciones.
De celebrarse comicios, su partido, Likud, pasaría de 32 a 19 escaños, de un total de 120.
La demanda sigue siendo minoritaria, y muchos la perciben como irrespetuosa con el sufrimiento de las víctimas. Sin embargo, hay pegatinas en las calles y carteles que cuelgan de los puentes de la principal carretera entre Jerusalén y Tel Aviv.
En internet, con infinidad de vídeos en TikTok llenos de rabia y una petición en línea para que el primer ministro “asuma su responsabilidad y dimita”. Aspira a alcanzar un millón de firmas, más del 10% de la población del país. Ayer superaba ya las 150.000.
El tuit borrado
La debilidad política de Netanyahu quedó expuesta ayer con el borrado de un tuit.
En el mensaje aseguraba que todas las agencias le aseguraron que Hamas estaba abatido y que quería llegar a un acuerdo. Y que ninguna le advirtió de las intenciones de guerra desde Gaza.
En el posteo, el primer ministro respondía indirectamente a una pregunta que le había formulado el sábado un periodista.
Luego de la rueda de prensa, tuiteó: “Nunca, bajo ninguna circunstancia, el Primer ministro fue alertado sobre las intenciones bélicas de Hamas”. “Todos los funcionarios de seguridad, incluido el jefe de inteligencia militar y el jefe de seguridad interna, creían que Hamas tenía miedo de actuar y estaba buscando un acuerdo. Esta evaluación fue presentada varias veces al primer ministro y al gabinete por todos los funcionarios de seguridad y la comunidad de inteligencia. Hasta el momento en que estalló la guerra”, continuó el jefe de gobierno.
Con el ambiente ya caliente, el tuit no pasó desapercibido.
Transcurridas unas horas, borró el mensaje y posteó un pedido de disculpa. “”Me equivoqué. Lo que dije después de la conferencia de prensa, no debía decirse y me disculpo. Apoyo totalmente a todos los responsables de seguridad. Apoyo al jefe del Estado Mayor, a los comandantes y a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que están en el frente y luchan por nuestro hogar. Juntos venceremos”.
El ex primer ministro y líder de la oposición Yair Lapid fue especialmente duro con el jefe del Gobierno israelí: “Netanyahu cruzó una línea roja. Mientras los soldados y comandantes de las fuerzas de Seguridad de Israel luchan valientemente contra Hamas y Hezbolah, él intenta culparlos en lugar de respaldarlos”, escribió Lapid en X.
El propio Benny Gantz, ex ministro de Defensa y líder opositor aunque integrado en estos momentos en el gobierno de emergencia constituido por Netanyahu tras la masacre perpetrada por Hamas también atacó al primer ministro: “Los dirigentes deben mostrar responsabilidad, decidir hacer lo correcto y fortalecer las fuerzas de la manera que puedan para realizar lo que les exigimos”, escribió en X.
Mientras que el ejército israelí mantiene el apoyo social (sigue siendo la institución mejor valorada por la mayoría judía, con un 87% de aceptación), pese a que tardó días en recuperar el control de las localidades atacadas, el Gobierno está ya en el 20%, según un sondeo difundido el pasado lunes por el centro de análisis Instituto Israelí para la Democracia.
Son ocho puntos menos que en junio, cuando ya estaba por los suelos, por la controvertida reforma judicial. La caída se nota sobre todo entre los israelíes de derechas: del 42% al 31%.