Aire Nacional

La fascinante historia de una de las primeras exploraciones antárticas

El explorador irlandés Ernest Shackleton emprendió a lo largo de su vida un gran número de expediciones para lograr descubrir los misterios que se escondían en un territorio tan lejano e ignoto como la Antártida. Pero a pesar de que la tercera expedición que llevó a cabo el carismático explorador a esas remotas tierras acabó en un auténtico desastre, su capacidad para hacer frente a todos los contratiempos que se le ponían por delante lo convirtió en sinónimo de resistencia y superación, alguien muy capaz de salir airoso de las pruebas más extremas a las que la naturaleza puede someter al ser humano.

El objetivo del viaje de Shackleton era llegar a la bahía Vahsel, junto al mar de Weddell, y desde allí poner rumbo al Polo Sur y alcanzar la isla de Ross, en el otro extremo de la Antártida, haciendo el camino a pie. A finales de agosto de 1914, el Endurance partió de Londres al mando del capitán Frank Worsley con rumbo a Argentina, puerto en que se les uniría Shackleton, que se había quedado en Londres recaudando dinero para la expedición. El 5 de diciembre, los expedicionarios partieron de la estación ballenera de Grytviken, en la isla Georgia del Sur, con destino a la Antártida, con unas previsiones meteorológicas muy adversas.

La travesía duró casi más de un año hasta que el hielo abrazó al Endurance y lo hundió en el fondo de las aguas del Atlántico Sur. El regreso de la tripulación es un ejemplo de liderazgo y superación.