Fue luego de la Guerra, en 2008, que Julio Aró volvió a las islas. Allí se encontró con más de 100 placas con la leyenda “Soldado argentino solo conocido por Dios”, un hecho que lo marcó y que fue el puntapié para dar inicio a la identificación de los caídos. Un proyecto que fue posible gracias a la participación del equipo forense del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y del labor del oficial británico Geoffrey Cardozo, encargado de reunir los cuerpos y enterrarlos.
Julio Aro: “Lo primero que hice fue buscar a mis compañeros que había enterrado”
Excombatiente de Malvinas y presidente de la Fundación “No Me Olvides”, Julio comenzó, hace varios años, el proceso de identificación de los soldados enterrados en el cementerio de Darwin.