Europa

Francia se prepara para otra huelga nacional contra la reforma jubilatoria

Los sindicatos esperan que haya concentraciones en 250 ciudades del país, para oponerse al proyecto que establece un retraso progresivo hasta 2030 de la edad de jubilación de 62 a 64 años, y exige cotizar durante más tiempo. Cómo en Argentina en 2017, el FMI apoyó la reforma provisional.

Sindicatos y partidos de la oposición comenzaron esta mañana en Francia una nueva jornada de huelgas y movilizaciones contra la reforma de las jubilaciones promovida por el gobierno de Emmanuel Macron.

Los grandes sindicatos unieron sus voces para tratar de repetir el éxito de la gigantesca protesta del 19 de enero, cuando un millón de ciudadanos -según cifras oficiales, el doble para los organizadores- se volcaron a las calles en las principales ciudades del país para manifestar su oposición a la iniciativa, que pretende un piso de 64 años de edad (el actual es de 62) para que un trabajador acceda a la jubilación, reseñó la agencia de noticias Europa Press.

Para los sindicatos, el desafío será mantener un movimiento de huelga en un momento en que la alta inflación está erosionando los salarios.

El diario Le Monde indicó que para hoy se prevén 250 concentraciones en todo el país “de Arras a Marsella pasando por Toulouse y Reunión”. En París, la marcha partirá de la Place d’Italie a las 14 (las 10 en la Argentina).

La huelga en el sector energético provocó una caída de producción en las centrales nucleares de “casi 3.000 MWh”, según la empresa EDF. Entre un 75% y un 100% del personal de las refinerías y de los depósitos de TotalEnergies se unieron al paro, según la central sindical CGT.

En el área suroeste de Lot-et-Garonne, la rama sindical local de la CGT cortó la energía de varias cámaras de velocidad y desactivó los medidores de potencia inteligentes.

“Cuando hay una oposición tan masiva, sería peligroso que el gobierno no escuchara”, dijo Mylene Jacquot, secretaria general de la rama de funcionarios del sindicato CFDT.

Otros se sintieron resignados antes de la probable negociación entre la alianza gobernante de Macron y los opositores conservadores que están más abiertos a la reforma de las pensiones que la izquierda.

Un proyecto estrella para Macron

La nueva jornada de protesta podría aumentar la tensión en la Asamblea Nacional (Cámara baja), que comenzó ayer el examen en comisión de la reforma y que tiene menos de una semana para debatir las 7.000 enmiendas presentadas antes de que llegue al pleno el lunes próximo.

Con el rechazo ya anunciado del frente de izquierdas Nupes y de la extrema derecha, el gobierno espera el apoyo del partido de derecha Los Republicanos (LR), favorable a una reforma pero dividido sobre sus características.

Desde su llegada al gobierno en 2017, Macron, de 45 años, defendió su voluntad de “sacudir” el sistema con sus reformas de corte liberal, que en ocasiones han impulsado su imagen de “presidente de los ricos”, como durante la protesta social de los chalecos amarillos, iniciada en octubre de 2018.

La reforma de las pensiones es clave en su estrategia. Después de que la pandemia lo obligara a retirar un primer intento, el gobierno escogió un polémico procedimiento parlamentario que le permite aplicar el recurso de sacar la reforma por decreto si para fines de marzo no hubo sanción del Congreso.

El rechazo a la reforma se sitúa actualmente en torno del 70%, según los sondeos. Además, una encuesta de Odoxa estableció que dos de cada tres franceses consideran a Macron un mal presidente y a Élisabeth Borne una mala primera ministra.

El proyecto tiene poderosos respaldos, como el del Fondo Monetario Internacional.

El organismo multilateral salió ayer al rescate del gobierno al expresar su apoyo a la reforma, que junto a la aprobada sobre el seguro por desempleo, permitiría que Francia reduzca su deuda pública, situada por encima del 110% del PIB, de acuerdo a las estimaciones del Fondo.

Los sindicatos dicen que hay otras formas de aumentar los ingresos en las arcas estatales, como gravar a los súper ricos o pedir a los empleadores o pensionistas acomodados que contribuyan más.

El proyecto establece un retraso progresivo hasta 2030 de la edad de jubilación de 62 a 64 años y el adelanto ocho años a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años -y no 42 como ahora- para cobrar una pensión completa.

Sin embargo, la edad de jubilación en la segunda economía de la Unión Europea (UE) es una de las más bajas de Europa y, de salir adelante la reforma, Francia se acercaría a los 65 años de España o a los 67 de Dinamarca.