El hecho más llamativo fue cuando Kanye West se presentó en un desfile de moda en París con una remera que llevaba la leyenda “Las vidas blancas importan” (White lives matter). La frase busca parodiar el lema que tomó el movimiento antirracista en EE UU: “Las vidas negras importan” (Black lives matter).
En las redes sociales el escándalo no tardó en suceder. Ye recibió críticas de numerosas personas, sin embargo su actitud no se modificó y por el contrario redobló la apuesta. Días más tarde, el cantante publicó una conversación privada en la que acusaba al diseñador Puff Daddy de “haberse vendido a los judíos”.
Instagram y Twitter decidieron cerrar la cuenta de Kanye West luego de que múltiples usuarios la denuncien.
El pasado fin de semana, se conoció que un grupo de supremacistas blancos en Los Ángeles colgaron un cartel que decía “Kany West tiene razón sobre los judíos”. La imagen fue compartida por varias celebridades, entre ellas Florence Pugh o David Schwimmer.
La familia de George Floyd, el afroamericano asesinado por un policía en Minneapolis (EEUU) en 2020, demandó al artista por difamación. Le reclaman 250 millones de dólares por argumentar que la causa de la muerte de Floyd fue el consumo de fentanilo y negar la violencia policial.
La casa de moda de lujo Balenciaga fue la primera marca en romper vínculos con el artista. La marca de ropa deportiva Adidas buscó mantenerse al margen. El contrato entre la empresa y el rapero rondaba los USD 1,5 mil millones.