
Junto con el liderazgo espiritual de los 1.400 millones de católicos del mundo, el Papa León XIV hereda ahora la supervisión de las críticas finanzas del Vaticano y los esfuerzos de su predecesor por sanearlas.
El grave estado de las cuentas de la Santa Sede fue uno de los temas que los cardenales encargados de elegir al sucesor del papa Francisco abordaron antes del cónclave, según el Vaticano.
Su elegido, el estadounidense Robert Francis Prevost —ahora León XIV—, probablemente continuará con el esfuerzo de Francisco por poner orden, según el presidente del banco del Vaticano, conocido como el Instituto para las Obras de Religión (IOR).
“Francisco ha iniciado el proceso; estoy seguro de que León XIV lo continuará”, declaró a la AFP Jean-Baptiste de Franssu, empresario francés nombrado para el cargo por Francisco en 2014 como parte de una reforma radical del marco económico de la Santa Sede.
El Vaticano llena sus arcas gestionando hospitales, museos y poseyendo una vasta cartera inmobiliaria, además de donaciones de los fieles. Sin embargo, sus finanzas suelen estar en números rojos.
Los números de la Santa Sede
El Vaticano, que controla únicamente su propio presupuesto y no el de la Iglesia Católica en otros países, tiene fuentes de ingresos limitadas. No recauda impuestos ni emite deuda que genere intereses, como bonos o préstamos.
En cambio, la mayor parte de los ingresos del Vaticano provienen de sus vastas propiedades inmobiliarias italianas y de las escuelas y hospitales pontificios en Roma. En conjunto, estos generaron el 65 % de los 770 millones de euros (875 millones de dólares) en ingresos de la Santa Sede en 2022, la última cifra disponible.
Según el organismo, la Santa Sede posee en Italia 4.249 unidades inmobiliarias, entre iglesias, terrenos agrícolas, edificios de oficinas y residencias para órdenes religiosas. Casi la mitad de las propiedades se alquilan en el mercado libre: 1.203 a un precio reducido y 1.028 no generan ingresos.
Asimismo, cuenta con al menos 1.200 propiedades en el exterior (Reino Unido, Francia y Suiza). De la gestión total de estos inmuebles, se calcula que la Iglesia obtiene ingresos operativos de 73,6 millones de euros (81,8 millones de dólares) y un beneficio neto de 35 millones de euros (38,9 millones de dólares) al año, indicó BBC News Brasil en un artículo sobre el tema publicado la semana pasada.
Ese año, aproximadamente el 30 % de los ingresos provino de donaciones, que se han mantenido relativamente estables durante la última década, con un promedio de unos 45 millones de euros (51 millones de dólares) al año y que alcanzaron los 66 millones de euros (75 millones de dólares) en 2019.
El 5 % restante de los ingresos del Vaticano en 2022 provino del Instituto para las Obras de Religión, o el banco del Vaticano, donde las organizaciones católicas y los empleados de la Iglesia mantienen sus cuentas, y del turismo, que disminuyó durante la pandemia de COVID-19.
El Vaticano no ha publicado un informe financiero completo desde 2022. Pero el último conjunto de cuentas, aprobado en 2024 para fines de auditoría, mostró un déficit operativo de 83 millones de euros (94 millones de dólares), un gran salto respecto del déficit de 33 millones de euros (38 millones de dólares) reportado en 2022.
Los crecientes problemas financieros del Vaticano se atribuyen al aumento de los costos operativos, incluyendo salarios, seguridad y mantenimiento de los edificios. Además, existe un déficit significativo en el fondo de pensiones de la Santa Sede.
Las reformas de Bergoglio
En 2019, Francisco encabezó una campaña anticorrupción que incluyó una redada policial en la propia burocracia vaticana y que resultó en la desvinculación de la Secretaría de Estado de sus responsabilidades de inversión.
Además de la suspensión de cinco empleados del Vaticano, la investigación condujo a la condena del cardenal Giovanni Angelo Becciu, otrora una figura poderosa, por múltiples cargos de malversación de fondos y fraude. En los meses previos a su muerte, el papa expresó especial preocupación por las finanzas del Vaticano.
En septiembre, instó a los cardenales a implementar una agenda de “déficit cero” y a mejorar el uso de los activos económicos del Vaticano.
Posteriormente, en octubre, ordenó la tercera reducción en tres años de los ingresos de los cardenales vaticanos.
Varios jefes de departamento del Vaticano se opusieron a los recortes y se opusieron a los planes del papa de buscar financiación externa para subsanar los déficits, según informaron entonces dos altos funcionarios a la agencia de noticias Reuters.
Francisco logró impulsar la reforma financiera. En 2021, el banco del Vaticano obtuvo la máxima calificación del organismo de control europeo Moneyval por sus estándares contra el blanqueo de capitales y el terrorismo.
Sin embargo, Francisco no logró eliminar los déficits de la Iglesia, y su sucesor se enfrentará a un enorme desafío financiero.