Los elementos formarán parte de una campaña de difusión y prevención que se verá en sedes públicas, en especial vinculadas a la salud. La adquisición de esos productos se autorizó por un monto estimado de 13 millones de pesos, lo que generó polémica entre dirigentes políticos, periodistas y usuarios de las redes sociales.

Diferentes sectores intentan instalar como contradicción la implementación o no de la educación sexual, como si fuera algo novedoso que antes no existía. Lo cierto es que la educación sexual existe desde siempre, y el debate está centrado en qué tipo de educación sexual deben brindar los Estados, ya que si no son éstos quienes la brindan, lo hacen la iglesia, la pornografía y los medios de comunicación.

Previo a la aplicación de la ESI, arrastrábamos una formación sobre la vida sexual cuya concepción carece de perspectiva de género y porta graves deficiencias en torno a las enfermedades de trasmisión sexual y los abusos. Esta mirada proviene de libros de los años ’70, como “De dónde venimos” y “Qué me está pasando”.

El primero se enfocaba en explicar de qué forma llegaban los bebés al mundo y el segundo abundaba sobre los cambios que varones y mujeres registraban en sus cuerpos durante la adolescencia, y ambos se erigían como guías para comprender la sexualidad.

Gracias por la inesperada difusión de los #PenesDeMadera.
El debate generado no hace más que visibilizar y confirmar cuánto necesitamos Educación Sexual Integral (ESI) en nuestra sociedad.

— Carla Vizzotti (@carlavizzotti) July 17, 2021

La ministra de Salud, Carla Vizzotti, afirmó que el inesperado debate mediático por la compra de penes de madera para las campañas de educación sexual integral “no hace más que visibilizar y confirmar cuánto necesitamos la ESI en nuestra sociedad”.

A través de su cuenta de Twitter, Vizzotti agregó que las prácticas sexuales protegidas “previenen infecciones de transmisión sexual como la sífilis y el VIH. Enseñar a usar preservativos es una forma de educar en el cuidado individual y colectivo”.

“Gracias porque también dimensiona el valor de todas y todos quienes que trabajan para educar. Nuestro compromiso de favorecer el acceso a la información siempre”, indicó Vizzottti.

La educación sexual es imprescindible, y no sólo por una cuestión profiláctica, sino que cumple un rol social y brinda seguridad a niñas, niños y adolescentes para prevenir agresiones sexuales.

Un estudio del Ministerio Público Tutelar (MPT) de la Ciudad de Buenos Aires reveló que entre el 70 y el 80 por ciento de los niños, niñas y adolescentes de entre 12 y 14 años que pasaron por la Sala de Entrevistas Especializada del organismo pudieron comprender que fueron abusados después de recibir clases de Educación Sexual Integral (ESI), el programa que aborda en las escuelas la sexualidad desde los derechos humanos y la perspectiva de género.

De acuerdo a las estadísticas oficiales sobre abuso sexual infantil en el país, el 53 por ciento de los abusos sucede en el hogar de la víctima, el 18 por ciento en la vivienda del agresor y el 10 por ciento en la casa de un familiar; el 47 por ciento de las víctimas tienen entre 6 y 12 años, el 28 por ciento hasta 5 años y el 25 por ciento entre 13 y 17 años.