El bloqueo naval de Rusia a puertos ucranianos dificulta la navegación marítima y el transporte de mercancías. A lo cual se suma el aumento del precio del trigo, que llegó al 36%. Dicha situación se explica porque ambos países son los productores internacionales del 30% del cereal. Por su parte, los fertilizantes también aumentaron sus precios generando riesgos en las cosechas de diversos países.
En dicho marco, algunas consecuencias empiezan a verse reflejadas en países como España que atraviesa su segunda semana de paro de transportistas. El motivo de reclamo, de trabajadores y patronales, es el aumento de los combustibles y la exigencia de que el Estado sea quien absorba dicha suba. Los sindicatos piden que se realice una medida similar a lo llevado adelante por Francia, subsidiar 15 centavos por litro que cargan los transportistas.
España pide que la Unión Europea intervenga en las negociaciones del mercado energético como bloque, sin embargo, las grandes potencias se oponen.
Como producto del paro, pero también de la guerra, se registran desabastecimiento de productos como leche y aceite en los supermercados españoles. Algunas entidades como la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS) o la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES), coincidieron en el cálculo de que la huelga del sector del transporte ha generado pérdidas que alcanzan los 600 millones de euros en la cadena de suministros de alimentación.
Macron, por su parte, en el marco de los anuncios de la campaña electoral, planteo la emisión de un cheque alimentario o cupón destinado a los sectores sociales más desfavorecidos de Francia. El objetivo es contener la suba de precios de los alimentos y motivar la compra de productos de origen local.