“Ya radicada en Barcelona, donde vivo desde 2015, me quedo muy sorprendida, pero también horrorizada con relatos sobre la apropiación de bebés que comenzaron con el régimen franquista pero que se extendieron hasta bien empezada la democracia, hacia finales de 1999, y eso me movilizó muchísimo y ya no pude hacer decir ‘bueno, me enteré de esto y sigo con mi vida’”, relata Carolina Escudero.
Licenciada en periodismo, investigadora científica y doctora en psicología social, Escudero se involucró desde 2016 con el grupo S.O.S. Bebés Robados Cataluña para acompañar y hacer visible una lucha por llegar a la verdad y conseguir justicia.
El documental de Michaine que tendrá su primera proyección pública el jueves venidero desde las 17.50 en una de las salas del complejo que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales posee en Av. Rivadavia 1635, retrata el trabajo de Escudero y les da voz a las víctimas de ese horror.
Además y tras la proyección, la investigadora hablará de los alcances de este trabajo a partir de crear un teoría de reparación que une la psicología con herramientas digitales.
En este breve regreso al país, Escudero también disertará en la Universidad Nacional de Entre Ríos y dará un seminario en el doctorado de comunicación de la Universidad Católica Argentina.
Nacida en 1977 en Buenos Aires, obtuvo su posdoctorado y doctorado en Psicología Social (Universidad JFK, Argentina); la Maestría en la Diferencia Sexual (Universidad de Barcelona España) y la Licenciatura en Periodismo (Universidad Robert Schuman, Francia).
La dictadura franquista instaurada en 1936 tras la Guerra Civil Española y la derrota de la República y extendida hasta 1975, tuvo en el médico Antonio Vallejo-Nájera, jefe de los servicios psiquiátricos militares, al impulsor de una tesis basada en la creencia de que existía un “gen rojo” que conducía a la perversión moral, sexual e ideológica y que operó como justificación para arrebatarle bebés a las prisioneras republicanas.
Sin embargo, terminada la disputa ideológica y caída tanto la dictadura como esa perversa e infundada teoría, aquella práctica se extendió casi un cuarto de siglo más.
“Aquello que estuvo muy naturalizado durante el franquismo, a partir de los años 60 se siguió haciendo, pero ya el target, el foco, no estuvo puesto en estas madres rojas o militantes, sino en jóvenes a las que se le podía quitar ese bebé a partir de un dispositivo de manipulación psicológica ejercido por médicos, enfermeras y personal eclesiástico que estaba muy presente en las clínicas y hospitales”, detalla Escudero.
El procedimiento, agrega la periodista, “fue acompañado también por medicación que dejaba paralizadas a las madres durante tres meses o dependiendo de cada caso”.