
Deslizamientos de tierra, carreteras cortadas y viviendas prácticamente arrastradas por el agua. Las inundaciones fueron provocadas por inusuales tormentas convertidas en ciclones. Todo sucedió en un punto geográfico: el sudeste asiático.
Durante una semana, no paró de llover en esa región. En los últimos meses, una serie de tifones también azotaron Filipinas y Vietnam, causando la muerte de decenas de personas. En el caso de Filipinas, sufrió dos tifones mortíferos en una semana (Kalmaegi y Fung-wong), que obligaron a evacuar a más de 1,4 millones de personas.
De a poco, los equipos especializados intentan restaurar las rutas y telecomunicaciones.
El presidente de Sri Lanka, Anura Kumara Dissanayake, declaró: “Es la primera vez que todo el país se ve afectado por un desastre de esta magnitud”, según reportó la agencia Reuters. El mandatario aseguró que el desastre es aún mayor al causado por el tsunami asiático de 2004.
Científicos consultados por la agencia con sede en Reino Unido, afirman que el sudeste asiático es una de las zonas más vulnerables al aumento de la temperatura global.