Paola Elvira Córdoba actuó según el magistrado en “un estado de necesidad disculpante” por estar inmersa en “un contexto de extrema violencia física, psicológica, económica, simbólica y sexual” por parte del muerto, cuya hija, Paula Milagros Naiaretti, actuó en una “legítima defensa de terceros”,
En diálogo con el noticiero de la Televisión Pública, el defensor de ambas Andrés López destacó la trascendencia del fallo “para todas las mujeres de este país”. Para el abogado, el juez Brizuela “las vio, las escuchó, las miró, las oyó”.
López cuestionó a la fiscal Silvia González Bazzani, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 23 descentralizada de Malvinas Argentinas, que incluyó dentro de “la justicia le dio la espalda” a madre e hija.
Los hechos ocurrieron en una vivienda de la localidad bonaerense de José C. Paz donde, según el fallo, existía “un contexto de extrema violencia física, psicológica, económica, simbólica y sexual ejercida por parte de Alberto Elvio Naiaretti sustancialmente contra la imputada Córdoba, pero también contra todo el grupo familiar, lo que encuadraría como violencia doméstica”.
La autenticidad de los dichos de Córdoba y su hija fueron corroborados por informes psicológicos posteriores al crimen, que dieron cuenta que las mujeres “se encontraban lúcidas, vigiles y orientadas psíquicamente”.
Para Brizuela, “se ha advertido con claridad meridiana un contexto de violencia doméstica en sus diferentes modalidades (…) que se fue construyendo progresivamente de forma sistemática y reiterada en el tiempo, y que entiendo es concordante lógico y concluyente con lo expuesto por las imputadas”.
En la sentencia, el magistrado recordó que Córdoba denunció al marido “más de una vez” y por “distintos hechos” y “no obtuvo una respuesta acorde por parte del Estado” por lo que “no puede soslayarse que la causante se encontró envuelta en una dinámica sin salida”.
“Del análisis de los hechos aquí ventilados, es posible esbozar que la imputada y su familia se encontraron en una situación de extrema vulnerabilidad y que por problemas sistémicos y culturales, careció de una capacidad de reacción que la sociedad hubiera esperado de ella, lo cual, en definitiva, la puso frente a un marco en el que su vida y la de sus hijos se vieron amenazadas”, concluyó Brizuela.
Córdoba enfrentaba una acusación por el delito de homicidio “calificado por el vínculo y ensañamiento” que se castiga con la prisión perpetua.
Madre e hija se encontraban en libertad desde marzo de 2019, cuando la Cámara de Apelaciones de San Martín excarceló a Córdoba al considerar que tanto ella como su familia se encontraban “sometidas a una sistemática violencia de toda índole” por parte del fallecido, cuatro día después de que su hija fuera liberada a pedido del mismo juez Brizuela.
Naiaretti fue hallado asesinado el 9 de marzo en su casa de la calle 18 de Octubre 889 de José C. Paz, y su esposa e hija quedaron detenidas por el crimen y luego confesaron ante la justicia haberlo asesinado porque hacía años eran víctimas de violencia intrafamiliar.
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