Contra el racismo

Continúan las protestas y disturbios en decenas de localidades de los Estados Unidos

Tras el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd crecen las movilizaciones en importantes ciudades de Estados Unidos.


Las protestas continúan en decenas de localidades de los Estados Unidos tras la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd. Al menos dos muertos, decenas de heridos y miles de detenidos son el saldo de una crisis que se profundiza día a día y que se expande a lo largo y ancho de todo el país por quinto día consecutivo.

Lo cierto es que el asesinato de George Floyd en manos de la policía norteamericana fue la gota que rebalsó el vaso de una situación que a estas horas se hace insostenible para la ciudadanía, en un escenario con más de 100 mil muertos por la pandemia del coronavirus, el desplome de la economía y más de 40 millones de personas sin trabajo. Por otra parte, el abuso sistemático de la policía sobre los derechos de la población negra es moneda corriente en el país del norte y el asesinato de Floyd encendió la mecha para que miles de personas salieran a la calle a protestar contra el racismo, en una explosión social sin precedentes desde el asesinato de Martin Luther King en 1968.

Ante la ola de protestas, al menos unas 40 ciudades de los Estados Unidos han impuesto este domingo el toque de queda en varios puntos de California, como el condado de Los Ángeles, San Francisco, o Beverly Hills. Lo mismo sucedió en otras ciudades de unos 20 estados, como Denver, Miami, Orlando, Atlanta, Chicago, Indianápolis, Louisville, Detroit, Kansas, Cleveland, Seattle, Filadelfia, Portland, Dallas y San Antonio entre otras.

La Guardia Nacional confirmó la movilización de 5.000 efectivos en 15 estados y el distrito de Columbia, donde se encuentra la capital, Washington D.C., para contener los disturbios derivados de las protestas. El presidente Donald Trump pidió el pasado sábado mano dura contra los manifestantes que provocan hechos de vandalismo y expresó a las autoridades estatales su disposición de enviar al Ejército para aplacar los disturbios. Pero ni la represión ni la pandemia logran mitigar la ferocidad de las violentas protestas.