
Un partido a la altura de lo anunciado, con duelo de campeones del mundo, emociones y la perla inolvidable: gol olímpico de Ángel Di María para empatar la ventaja inicial de Boca.
En el juego, el partido pudo distinguir la receta marca registrada de cada uno: en el caso del local, un equipo veloz que sabe salir de contra y llegar rápido a posición de ataque, más el valor que tiene la pelota parada y el arma que suponen para sacarle provecho los cabezazos de sus especialistas.
Así capitalizó cuatro córners casi consecutivos en los que le hizo temblar el arco a Brey, quien sucumbió ante la magia y después quedó dudoso con el antecedente.
Boca, en tanto, pudo demostrar de a ratos la consolidación de ese buen eje medio que organiza el juego y supo llegar con cierto peligro: por arriba con el partido cerrado y en algunas contras cuando ya las piernas pesaban y los espacios aparecían.
Eso sí fue un punto de inflexión que marcó otra vez la importancia de las estrellas que engalanan el fútbol argentino: casi al mismo tiempo, Di María y Paredes parecieron agotados, y la intensidad y el nivel general del partido bajó considerablemente desde ahí.
Ya para entonces estaba en cancha Jaminton Campaz y parecía que podía sacar ventaja con su frescura.
Pero Boca hoy tiende a no sufrir en defensa, o al menos a sufrir menos.
Y eso tiene que ver con intérpretes más ordenados y atentos y no mucho más.
Porque está claro que no fue un partido fácil ni en el que se haya destacado -por ejemplo- Lautaro Blanco, dueño de la zona que más atacó Central.
Pero algo tiene esta actualidad de Boca, y eso ya se distingue.
Si un compañero falla, puede aparecer el prolijo y voluntarioso Barinaga para salvar las papas.
Y si Lautaro Di Lollo es el mejor en su puesto aunque tengan que esperar nombres propios más pesados, juega y está bien que lo haga.
Eso da confianza en niveles y en la reciprocidad con el cuerpo técnico.
Para Boca, al fin de cuentas, fue un pequeño paso adelante.
Tal vez lo que más se puede reprochar es no haber podido lastimar a un rival directo y con proyección, pero tal vez pensar en un paso tan firme resultaría algo anticipado.
Por ahora, suma y suma. Y hasta parece estar a la altura de las grandes citas.