La migración es una realidad que afecta cada vez a más personas alrededor del globo. Guerras, conflictos armados, crisis económica o catástrofes naturales suelen ser los principales motivos a los que se asocia el desplazamiento forzado de la población.
Sin embargo, en el último tiempo se estudia y habla de que las consecuencias, cada vez más recurrentes, de la crisis climática pueden ser un motivo de migración importante.
El Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) señala en uno de sus informes que: “Los extremos climáticos y meteorológicos están impulsando cada vez más desplazamientos en África, Asia, América del Norte, y América Central y del Sur, con pequeños Estados insulares en el Caribe y el Pacífico Sur que se ven afectados de manera desproporcionada en relación con el pequeño tamaño de su población”.
El proyecto colombiano
En Colombia, tres legisladores impulsan el tratamiento de un proyecto de ley que propone al Estado reconocer la existencia del desplazamiento forzado interno por causas asociadas al cambio climático y la degradación ambiental.
Los congresistas que encabezan la propuesta son Julia Miranda del Nuevo Liberalismo, Daniel Carvalho del Partido Independiente y Duvalier Sánchez del Partido Alianza Verde.
En caso de aprobarse sería la primera legislación en América Latina en registrar y establecer acciones en torno a este tema.
La misma definición del proyecto será uno de los debates más importantes que deberá enfrentar el Congreso Colombiano.
Se propone crear un registro único de desplazamiento climático y comprometer al gobierno colombiano a construir una política pública que brinde atención a las personas afectadas.
Al momento, la norma atravesó con éxito una primera instancia de debate, debe cumplir con dos más (tres en total) para convertirse en ley.
Cómo se definen a los “refugiados climáticos”
La población más vulnerable es la que está más expuesta a sufrir estas situaciones. El cambio climático tiene impactos lentos, como ser la elevación del nivel del mar que atenta contra las islas y ciudades costeras, y efectos más repentinos: huracanes, inundaciones, incendios, sequías. Desde esta perspectiva, la migración puede motivarse por la destrucción que generan algunos de estos eventos o por la degradación del ambiente que cambia las condiciones de habitabilidad.
Hay acuerdo en torno a que los eventos extremos o catástrofes naturales generan migraciones forzadas. Sin embargo, en relación a las consecuencias a largo o mediano plazo de la crisis climática, vinculadas a la degradación del ambiente, no es tan simple de ver la vinculación.
Si bien es claro que la sequía prolongada no permite el cultivo, o que al evaporación de un lago no permite la pesca, a veces estos procesos se dan de forma paulatina y la población emigra de la misma manera. Entonces, existe el argumento de que la movilización de la población se debe a una decisión individual y, por lo tanto, no es forzada.
Poco a poco, se generan estadísticas en torno al tema que permiten visibilizarlo.
Según un informe del Banco Mundial, para el 2050 podrían ser 216 millones las personas que se verían obligadas a desplazarse dentro de su país por motivos climáticos.
El Centro para el monitoreo del Desplazamiento Interno relevó en 2021 que 23,7 millones de personas tuvieron que dejar sus casas y desplazarse dentro de su país.
No existen estadísticas que releven el movimiento de la población por este motivo entre diferentes países.
El término “refugiados climáticos” se utiliza para referirse a personas que debieron dejar sus hogares por motivos medioambientales. Sin embargo, al momento no tiene validez legal. La Convención de Ginebra es el acuerdo internacional en el que se acordaron las causas que generan la migración forzada. El clima no aparece dentro del listado.
De todas maneras, hubo algunos cambios en torno al tema. En África,33 naciones firmaron la Convención de Kampala que establece normas para que los Estados firmantes protejan y ayuden a las personas desplazadas internamente en estos países por motivos vinculados al cambio climático.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) reconoce la existencia de esta problemática y lleva adelante acciones de asistencia.