En la consulta, los chilenos aprobarán o rechazarán la propuesta de carta magna que redactó por un año una Convención Constitucional electa con un 50% de mujeres, escaños indígenas y una mayoría independiente de los partidos tradicionales.
El texto propone cambios sustanciales al modelo político y económico consagrado por el dictador Augusto Pinochet en la carta magna anterior, y continuado durante los gobiernos de la Concertación, que generaron crecimiento y estabilidad macroeconómicas, pero marcadas inequidades en educación, salud, pensiones y bienestar social en general.
Si gana la opción “apruebo”, la nueva Carta Magna empezará a regir a medida que se creen los nuevos órganos que contempla, como por ejemplo una Agencia Nacional de Aguas o la Cámara de las Regiones, que reemplazará al Senado.
Si gana el “rechazo”, la Constitución de 1980 seguirá vigente, en contraste con la abrumadora mayoría que votó por su reemplazo.
Si bien un 80% de los votantes aprobó cambiar la Constitución en 2020, dos años más tarde y a pocos días del plebiscito de salida, la mayoría de las encuestas en Chile presagia un triunfo del rechazo, mientras las señales políticas de los últimos días reflejan incertidumbre ante el resultado electoral.
Entre otros cambios notables sugeridos por el nuevo texto, por primera vez en la historia, el Estado chileno se define como plurinacional.
También reconoce los sistemas jurídicos indígenas, “coordinados en plano de igualdad con el Sistema Nacional de Justicia”, e incorpora el consentimiento previo de pueblos y naciones indígenas en materias o asuntos que afecten sus derechos.
Con la campaña para el plebiscito en marcha, cada jornada después del mediodía y en la noche -entre teleseries, programas de concurso y noticieros- la televisión abierta transmite la franja obligatoria con los mensajes del apruebo y el rechazo.
Lo que buscan ambas opciones ahora no es convencer a sus ‘bases’, ya decididas, sino al grupo que aún está definiéndose. A ese importante sector intentan acercarse con información sobre el texto.
Las dudas sobre la participación en el plebiscito hacen efectivamente más incierto el panorama: aunque el voto esta vez es obligatorio, en Chile el sufragio es voluntario desde 2012, y en su récord histórico llegó solo al 55%, en la última elección presidencial.
En este panorama, una de las principales dudas de la opinión pública chilena a esta hora se remite a qué dice y qué no dice la propuesta de nueva Constitución.
La desinformación y las fake news (noticias falsas) ocupan el panorama mediático, haciendo eje en la supuesta orientación izquierdista del texto.
Pero al menos una porción de la ciudadanía ha optado por ir a la fuente directa: el libro “Propuesta definitiva de una nueva Constitución”, de 178 páginas y que también se puede consultar online, se cuenta entre los libros de no ficción más vendidos en el país a principios de julio, por sobre “best sellers” internacionales como “Hábitos Atómicos” o “Astrofísica para gente apurada” de Neil Degrasse Tyson.