Medio ambiente

Calor extremo: la deforestación, gran culpable del cambio climático

El ex titular de la Federación Agraria Argentina, Pedro Peretti, sostuvo que entre las causas más importantes de la inédita ola de calor que vive el país se destaca la la depredación ambiental que trajo la sojización. Modelo productivo, cambio climático y desarrollo sustentable.

El dirigente rural Pedro Peretti relacionó el cambio climático con ola de calor excepcional que vive el país durante esta semana. El cambio climático de origen antropogénico, es decir, el calentamiento global causado por la actividad humana, es la principal causa del cambio climático.

La deforestación implica un agravamiento de las condiciones para enfrentar el cambio climático. Y es que los árboles “absorben” el dióxido de carbono (y otros gases de efecto invernadero) y evitan que se libere a la atmósfera. En Argentina los cambios en el uso del suelo y la ganadería generan más de la mitad de los gases de efecto invernadero que el país emite a la atmósfera.

“Los bosques representan uno de los sumideros más importantes de carbono en la superficie del planeta. Dado que el CO2 es el principal componente de los gases de efecto invernadero (GEI), es muy importante que los bosques lo retengan en su estructura y no sea liberado a la atmósfera. Si aumenta el contenido de estos gases, aumenta la cantidad de radiación retenida por la atmósfera, y se intensifican el calentamiento global y su impacto en los sistemas naturales y las actividades socio económicas”, explica en la web del CONICET Ricardo Villalba, investigador superior del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA).

Pero en nuestro país, la situación es crítica. Según la ONG Greenpeace, Argentina está entre los 10 países que sufrieron más desmontes en los últimos 30 años. Se perdieron alrededor de ocho millones de hectáreas de bosques, especialmente en Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa.

Un estudio de la misma organización ambientalista indicó que en 2018 en apenas cuatro provincias argentinas se deforestaron 112.766 hectáreas; de ellas, 40.965 en zonas calificadas por la ley como rojas y amarillas, de explotación prohibida o restringida.

A pesar de que la gravedad de la situación instó al Estado a prohibir parcialmente la tala y realizar un inventario y ordenamiento territorial de los bosques remanentes, los desmontes clandestinos continúan, acicateados por la expansión de la frontera agropecuaria.

Empresas de desmontes, inversores sojeros y agroindustrias desarrollan la llamada ‘fabricación de campos’, donde las superficies boscosas son arrasadas con topadoras y posteriormente calcinadas.

La causa de la deforestación es la ampliación de la frontera agrícola y ganadera, no sólo soja. Los altos precios de las commodities promueven la práctica.De acuerdo a la Constitución reformada en 1994, las provincias son soberanas respecto de sus recursos naturales aunque se dicten leyes de presupuestos mínimos (como la de bosques o la de glaciares). Por eso, apunta Peretti, los estados provinciales deberían ser parte integral de la solución.

Mientras tanto, de acuerdo a informes Naciones Unidas, las olas de calor como esta se volverán mas frecuentes con el cambio climático, con consecuencias nefastas para las poblaciones afectadas. Si el mundo consigue limitar el calentamiento a 1,5 °C en lugar de 2 °C, se podría reducir entre 420 millones y 65 millones el número de personas expuestas, respectivamente, a olas de calor extremas y a olas de calor excepcionales.

Desafortunadamente, los líderes globales no están en camino de alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura a mucho menos de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, e idealmente a 1,5 °C. Las previsiones estiman que el planeta se dirige a un calentamiento de 3 °C a lo largo de este siglo, lo que tendría consecuencias negativas significativas para la salud humana.