Toda esa búsqueda constante de Racing, sobre todo en el primer tiempo cuando fue más y mejor que su rival, no se tradujo en el resultado. Y Boca, que levantó las banderas de la resistencia, que casi ni pateó al arco del equipo de Avellaneda en los noventa minutos de juego, terminó aferrándose a los penales. Y ahí sí, en la definición desde los doce pasos, celebró el equipo de Sebastián Battaglia. Y se metió en la final de la Copa de la Liga, que se jugará el próximo fin de semana en el estadio Mario Alberto Kempes, en Córdoba.
El otro finalista saldrá del encuentro que este domingo, desde las 16, protagonizarán Argentinos y Tigre en Huracán.
El clásico tuvo el calor y el color del contorno, con el regreso de las dos hinchadas. Y la chapa final de los penales terminó diciendo que fue victoria xeneize por 6-5, con el grito del pibe Alan Varela para el último tanto, el que destapó todas las alegrías vestidas de azul y oro en la cancha de Lanús.
Racing, el único equipo que no conoció la derrota en los 90 minutos a lo largo de este campeonato, esta vez no lo supo resolver. Merodeó una y otra vez el arco de Agustín Rossi. Fue, insistió, por momento acorraló a su rival, pero se le nubló la vista a la hora de definir. Y lo pagó caro. Lo pagó con la eliminación el equipo de Fernando Gago, que de todos modos dejó su sello en el torneo, con una idea definida, con una identidad para el respeto.