Archivo Abierto

Benito Quinquela Martín: el inventor de La Boca

Recordamos al artista plástico y muralista argentino a 46 años de su muerte. Toda una vida dedicada a su barrio, al puerto y a sus trabajadores.

La Boca fue su gran amor. Desde niño cargaba bolsas de carbón en el puerto. Ayudaba a Manuel, su papá adoptivo. 

A los 14 años tomó por primera vez un pincel. Aunque su principal herramienta de obra fue la espátula.

Se formó en el Conservatorio Piazzini – Statessi. Estudió con Alfredo Lazzari (pintor 1871 – 1949) y entabló una amistad con Fortunato Lacámera (pintor 1887 – 1951) y Juan De Dios Filiberto (músico y compositor argentino 1885 – 1964).

Benito solía decir que era el inventor de La Boca. Recreaba escenas de la vida cotidiana. Principalmente todo lo que acontecía en el puerto con sus barcos, trabajadores y el agua del Riachuelo.

Eran los comienzos del siglo 20. La Boca era un mundo: italianos, japoneses, chinos, turcos y negros. La diversidad cultural fue un gran estímulo para Benito. 

Viajó a Europa, luego a Nueva York y La Habana. Grandes personalidades artísticas elogiaron y y difundieron su obra. Conoció a Filippo Tommaso Marinetti, el fundador del Futurismo y a Pablo Picasso, entre otros.

Pero Benito siempre decidió volver. ¿Soportaría otro desarraigo? 

Su mamá lo abandonó en un orfanato. Y a los 8 años fue adoptado por la familia Chinchella. Papá adoptivo de origen genovés y mamá adoptiva, Justina, de ascendencia indígena proveniente de Gualeguaychú.

En 1926 fundó junto a otros artistas la Agrupación de Gente de Arte y Letras “La Peña”, cuya sede se instaló en el sótano del Café Tortoni, en la Avenida de Mayo. 

Allí estrechó una gran amistad con la escritora Alfonsina Storni y el músico, Argentino Valle. 

En 1943 la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires ordenó el cierre del local. Aquellas tertulias continuarían en la casa de Quinquela Martín y en el museo que lleva su nombre.

Cinco años después Benito crea La Orden del Tornillo. Una Orden que premiaba a referentes de la cultura que hubieran aportado un legado humanitario a la comunidad.

Lo distintivo de esta Orden era el premio que se otorgaba. Quinquela decía que esa gente era única, creativa y un poco loca. A esa gente le faltaba un tornillo.

En este Archivo Abierto de TVP noticias compartimos una escena de celebración en el Museo Quinquela Martín en La Boca. 

Es una noche de fin de año, los soñadores se despiden de 1961. En el piano, Argentino Valle. Benito destaca el papel del arte argentino en el mundo. 600 exposiciones por año. Vaya número.

Quinquela Martín murió el 28 de enero de 1977 a los 86 años. Sus restos fueron enterrados en un ataúd fabricado y pintado por él. “Quien vivió rodeado de color no puede ser enterrado en una caja lisa”, dijo antes de morir. Los misterios de La Boca continúan vivos en su obra.