Brasil

Balotaje: según las encuestas, Lula aventaja a Bolsonaro por 6 puntos

En la primera vuelta, la polarización fue total: entre el actual presidente y el candidato del PT totalizaron más del 90% de los votos. El próximo 30 de octubre, se definirá uno de los dos modelos en pugna.

En el primer término, las encuestas fallaron en las proyecciones que pronosticaron el triunfo directo de Lula, con más del 50%, mientras que a Bolsonaro le otorgaban un 37% de los votos. 

La principal explicación de este fracaso es que no lograron registrar un voto vergonzante por el actual presidente o que sus partidarios no estuvieron bien representados en los sondeos.

En el camino al 30 de octubre, se espera una gran carga de emoción, ansiedad y expectativa en la sociedad brasileña, los candidatos y los demás países de la región. 

El presidente del Partido Democrático Laborista, Carlos Lupi, que llevó a Ciro Gomes como candidato a presidente sumando apenas el 3% de los votos, definió claramente la verdadera disputa que se dirime en el balotaje: Brasil debe elegir entre un demócrata como Lula o un aspirante a dictador como Jair Bolsonaro. 

Si bien los votos para la segunda vuelta no pueden sumarse matemáticamente, lo cierto es que el PDT acompañó históricamente a Lula en las segundas vueltas electorales, y anunció que también lo hará esta vez. 

En el mismo sentido se pronunció Simone Tebet, la candidata presidencial del Movimiento Democrático Brasileño, tradicional partido liberal de centroderecha que forma el núcleo del denominado “centrao”, el espacio de partidos conservadores que siempre se asegura una cercanía al poder. 

Tebet, que obtuvo poco más del 4% de los votos llamó a votar por el petista, aunque institucionalmente el MDB dio libertad a sus candidatos y afiliados por no lograr consenso interno. También se pronunció por Lula el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

A Bolsonaro, por su parte, parece no importarle un acercamiento con los otros candidatos. 

En su primera intervención, descalificó con términos despectivos a los demás postulantes, alejando cualquier posibilidad de acuerdo. 

El ex militar se muestra exultante por haber descolocado a las encuestadoras y logrado convencer a un porcentaje importante de indecisos con los resultados del programa social Auxilio Brasil y una economía en crecimiento, que incluye una caída de la inflación y el desempleo. 

En este contexto, Lula se prepara para recorrer nuevamente todo el país, con especial foco en los estados de San Pablo y Rio de Janeiro,  donde no obtuvo el respaldo que esperaba. 

En San Pablo, será clave el desempeño en el ballottage del candidato a gobernador del PT, Fernando Haddad frente a Tarcísio de Freitas, del partido Republicanos. 

Más allá de que sigue siendo favorito para la segunda vuelta, Lula sabe que no puede cometer errores, y que los debates para el balotaje son especialmente relevantes para convencer a los indecisos y al 20% que no concurrió a las urnas en la primera vuelta. 

Regresar al palacio de Planalto es un enorme desafío para Lula. Pero su mayor reto será gobernar con un Congreso con mayoría opositora. El Partido de los Trabajadores, con todos sus aliados, no logra reunir las 180 bancas necesarias para frenar un eventual impeachment. 

En tanto la derecha ya contaría con los votos necesarios para generar un escenario como el que terminó con el gobierno de Dilma Roussef. 

Un panorama delicado y potencialmente peligroso para la gobernabilidad de un tercer mandato del petista.