Octavos de final

Argentina, con la luz de Messi, venció 2-1 a Australia y se metió entre los ocho mejores

La Selección se impuso con goles de Lionel Messi y de Julián Álvarez. El descuento de los australianos le sumó dramatismo al epílogo, pero en el balance el equipo de Scaloni fue más y mejor que su rival. El viernes, desde las 16, ante Países Bajos por los cuartos de final.

La última pelota, la que quedó en poder de “Dibu” Martínez, incluyó alegría, angustia y desahogo. Por eso fueron todos a abrazar al arquero, como si hubiese atajado un penal, como si hubiese convertido un gol.

No mereció ese sufrimiento postrero la Selección. Porque había jugado mejor que Australia, porque había establecido las diferencias de jerarquía aún sin brillar de punta a punta.

El gol de Messi alumbró el camino después de una media hora soporífera.

En el estadio Áhmad Bin Ali, el técnico Graham Arnold, aquel 9 que enfrentó a la Argentina en el repechaje del 93 camino al Mundial del año siguiente en los Estados Unidos, propuso una postura previsible con una Australia decidida a jugar de contraataque.

Sin embargo, no atacaban ni cotraatacaban los “socceroos”.

La mejor actuación de Australia en los Mundiales fue en Alemania 2006, cuando por primera vez en la historia de la competencia accedió a los octavos de final.

Luego perdió con Italia, que le ganó sobre la hora con un gol de Francesco Totti y finalmente salió campeón. ¿Será un guiño del destino? Si hay que elegir, se elige creer.

Cuando Julián Álvarez estampó el 2-0 tras el error del arquero Mathew Ryan pareció asunto liquidado. Ya había entrado Lisandro Martínez por “Papu” Gómez para rellenar el sistema defensivo.

Siguieron los cambios de Scaloni. Pero Australia no asustaba, no sabía cómo hacerlo. Hasta que descontó por medio de un disparo de Craig Goodwin, que se desvió en Enzo Fernández.

Los australianos llegaron a Qatar después de vencer en el Repechaje intercontinental a Perú por 5-4 en los penales tras el cero a cero del tiempo reglamentario. Ese partido se disputó el 13 de junio de este año y en este mismo escenario, el Áhmad Bin Ali de Al Rayaan.

Esta vez la celebración les dio la espalda. La fiesta fue toda de Argentina.

Países Bajos, un equipo que se agrupa con orden y llega con profundidad por los costados, será el rival el viernes en el estadio Lusail.

Y en el mismo Lusail seguirá el recorrido hasta la final para quien siga viaje por ese lado de la llave.

La comunión entre los de adentro y los de afuera, entre los jugadores y la gente, volvió a conmover. Cada paso es una mueca de esperanza, una estampita repleta de emoción.