“De niña practiqué artes marciales, en el colegio jugaba al vóley; después, cuando me rehabilité, hice natación; básquet sobre silla de ruedas ya lo hice también en alto rendimiento. Como que el deporte siempre estuvo presente en mi vida”, contó en diálogo con Televisión Pública Noticias Andrea Bracamonte, que hoy, a los 54 años, está frente a sus primeros Juegos Paralímpicos.

Con ella, el paracanotaje argentino tiene dos plazas en París 2024. La otra es del gendarme Ariel Atamañuk.

“Es algo que esperé durante 15 años, es un evento único, que es probable que se dé una sola vez en la vida. Y entonces no hay que dejar nada, hay que jugarse todo”, sostuvo Brancamonte.

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A los 22 años, cuando tuvo el accidente de tránsito que le afectó la columna, debió rediseñar su vida. Y más allá de la natación y del basquetbol en silla de ruedas, tomó contacto con el agua: “Conocí el río en un curso de vela y me di cuenta que había encontrado mi lugar, al aire libre y en aguas desobedientes”, indicó.

El esfuerzo para ir a entrenarse desde su ciudad, Ituzaingó, en el Oeste del conurbano bonaerense, a Tigre o Jáuregui, alguna vez iba a volver en forma de recompensa. Desde que le ofrecieron hacer kayak adaptado, en 2009, Andrea, representante del Club Náutico El Timón de Jáuregui, no paró.

¿Qué espera de París 2024? “Lo primero de todo es disfrutar, y que todos mis compañeros disfruten, que disfrutemos la competencia y que cada uno en su disciplina ponga su mejor empeño. Después, los resultados se verán, pero con que se esperen, está todo hecho”.