Ese día, Marcelo Melo cumplía sus funciones en un ateneo de traumatología cuando empezaron a llegar pacientes y personas lastimadas.
“La rápida reacción de los médicos del hospital permitió que la cantidad de víctimas fuera mucho menor”, contó.
A pesar de que las calles estaban cortadas, como el Hospital de Clínicas queda a sólo 150 metros de la institución, la gente llevaba a los heridos a pie.
En ese momento tuvieron que improvisar protocolos: a pesar de que no conocían el concepto de “triage” separaron a las víctimas según la urgencia de su casos y durante tres o cuatro días trabajaron de modo ininterrumpido. “Nadie se quería ir a su casa”, dijo Melo.
No entendían qué había pasado: Los heridos referían la posibilidad de que hubiera explotado un calefón: ninguno de los que estaba ahí imaginaba la posibilidad de un atentado.
“El homenaje me pone muy triste”, indicó el médico y explicó que la ausencia de Justicia, “el no poder saber qué fue lo que pasó”, lo pone muy mal. “Es importante recordarlo, pero es increíble no conocer la verdad sobre lo que allí ocurrió”.
Vidas truncadas
Para recordar a las 85 personas asesinadas en el atentado, desde la AMIA presentaron un sitio web que reúne las fotos, los nombres y las historias en formato video de las víctimas.