En Asadabad, capital de la provincia oriental de Kunar, los talibanes abrieron fuego contra grupos que marchaban ondeando el viejo emblema negro, rojo y verde, que los islamistas reemplazaron por otra blanca con inscripciones de la fe islámica.
Testigos citados por la red Al Jazeera dijeron que dos personas resultaron muertas por la represión en esa ciudad, pero este dato no fue confirmado por ninguna fuente oficial e incluso otras versiones hablaron de tres víctimas fatales.
Según las mismas fuentes, un episodio similar se vivió en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, donde los disparos talibanes hirieron a dos personas que celebraban el fin al dominio británico (1919) portando lienzos con la inscripción “Nuestra bandera es nuestra identidad”.
Entretanto, un funcionario de la ONU advirtió sobre la grave escasez de alimentos en esta nación de 38 millones de personas y destacó que los talibán enfrentan los mismos problemas que el Gobierno civil al que desplazaron sin el nivel de ayuda internacional que tenía, consignó la agencia de noticias AFP.
Este hecho constituye un desafío para el nuevo poder político y militar afgano, que busca reprimir de inmediato cualquier disidencia, pese a sus promesas de moderación desde la última vez que impusieron un Gobierno draconiano en Afganistán.
El origen del conflicto islámico se remonta a 1989, momento en el que Afganistán, con el apoyo de la Unión Soviética, instauró un Gobierno comunista tras independizarse de Gran Bretaña. Ante el miedo al avance “rojo”, EEUU formó un grupo llamado ‘muyahidines’ y los entrenó militarmente para derrocar a los líderes. No obstante, fueron ganando fuerza y en 1996 consiguieron tomar el país, convirtiéndolo en un régimen integrista y ultrareligioso.
En 2001, tras el 11S, EEUU invadió Afganistán considerando que apoyaban a los integrantes de Al-Qaeda y desalojaron a los talibán del gobierno, quienes huyeron a las montañas a esconderse.
Atilio Borón, sociólogo y politólogo argentino, explicó en diálogo con TV Pública Noticias que “Afganistán lleva una crísis de 40 años, arrasado por potencias extranjeras”, y añadió que “fue destruida internamente por una corrupción fenomenal producto de los grandes negocios que se han hecho”. En tanto, subrayó: “Afganistán es el mayor productor mundial de heroína”, un dato no menor.
“¿Qué estaban mirando los ocupantes de Estados Unidos y de Europa mientras se transportaba heroína en grandes cantidades hacia el mercado americano y europeo?”, se preguntó retoricamente Borón, a lo que él mismo respondió: “Ahí hay una conspiración mafiosa entre funcionarios locales y esta gente que supuestamente venía para fundar la democracia y los derechos humanos” en territorio afgano.
Según relató el sociólogo, otro de los grandes ganadores de la crisis afgana “son las grandes industrias de armas de Estados Unidos”. En tanto, exhortó a los Talibán a “no cometer las locuras” que cometieron en el pasado, aunque aclaró que los gobiernos posteriores también cometieron las suyas.
La conquista de todo Afganistán ha sido un proceso largo, de años de preparación. EEUU anunció en 2020, durante el mandato de Trump, que se retirarían del país de Oriente Medio para iniciar una transición hacia la paz y comenzaron a negociar con los talibán, por lo que ya se entendía que a pesar de no estar al mando, ostentaban cierto poder.
En mayo, el actual presidente, Joe Biden, confirmó que las tropas estadounidenses abandonarían Afganistán antes de que se cumplieran 20 años del 11S.
En este sentido, algunas autoridades y expertos intuían que los talibán aprovecharían la retirada de EEUU para intentar volver al mando, pero no que sería tan rápido, ya que en cuestión de días los combatientes del movimiento talibán se hicieron con el control de todas las capitales provinciales de Afganistán y el día 15 entraron en Kabul, retomando el poder tras dos décadas de intervención aliada que llegará a su término a fines de este mes.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, huyó del país y pidió asilo en Emiratos Árabes Unidos. Los talibán afirmaron que aspiran a un “traspaso completo” del poder, y a la vez aseveraron que en los próximos días sostendrían negociaciones nacionales para formar “un Gobierno transparente, inclusivo e islámico”.
Joe Biden, el presidente estadounidense, dijo que las tropas norteamericanas abandonarán el país cuando todos sus compatriotas estén a salvo y hayan podido abandonar Afganistán. Washington prevé evacuar a más de 30 mil personas.