
El expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter, electo en 1976 y ganador del Premo Nobel de la Paz, murió este domingo a los cien años.
Carter, que se encontraba en su hogar en cuidados paliativos, y votó en las pasadas elecciones, había recibido tratamiento por una forma agresiva de cáncer de piel tipo melanoma, con tumores que se habían extendido al hígado y al cerebro.
Su muerte fue confirmada por su hijo sin dar más detalles, según el Washington Post. “Mi padre fue un héroe, no solo para mí sino para todos los que creen en la paz, los derechos humanos y el amor desinteresado”, dijo en el comunicado Chip Carter, el hijo del expresidente.
De acuerdo con el Centro Carter, habrá ceremonias públicas en Atlanta y Washington D.C., seguidas de un entierro privado en Georgia. Los arreglos finales para el funeral de estado del exmandatario, incluidos todos los eventos públicos y las rutas de la caravana, aún están pendientes. Joe Biden confirmó, sin embargo, la fecha: 9 de enero de 2025.
A Carter le sobreviven sus hijos Jack, Chip, Jeff y Amy; 11 nietos y 14 bisnietos. Su esposa, Rosalynn, murió hace un año.
Quién fue y qué hizo
Nacido el 1° de octubre de 1924, James Earl Carter Jr. asistió a la Academia Naval de Annapolis y se graduó en 1946. Al poco tiempo se casó con Rosalynn Smith, su novia de toda la vida y vecina de su ciudad natal. Con ella tuvo cuatro hijos.
Carter se involucró desde joven en asuntos comunitarios y hasta se había convertido en diácono de la Iglesia Bautista de Plains. Decidió entonces ingresar en la política de su estado, primero ocupando un cargo en la Junta de Educación local.
Al poco tiempo ganaría las elecciones como senador estatal de Georgia, siendo reelegido en 1964. Sintiéndose imparable, el militante del Partido Demócrata se presentó como candidato a gobernador de su estado, terminando en el tercer lugar.
Pese al revés, que según sus biógrafos lo empujó a una profunda depresión, volvió a presentarse a los comicios de gobernador y en este segundo intento obtuvo el triunfo
A finales de 1974, cuando todos descontaban que se presentaría para su reelección como gobernador, Carter sorprendió a todo el mundo decidiendo que buscará la nominación para ser el candidato presidencial demócrata en las elecciones de 1976.
Eran los años posteriores al escándalo Watergate. Con Estados Unidos todavía enlodado en la desastrosa guerra de Vietnam, Carter vislumbró que su perfil humanista podría ser lo que los electores estuvieran buscando.
Los logros de la presidencia de Carter fueron opacados por su gestión de la crisis de los 63 rehenes estadounidenses en la embajada de Teherán en 1979, el creciente desempleo, la inflación y otros numeroso problemas internos, a pesar de contar entre sus éxitos la firma de los acuerdos de Camp David (1979) que permitieron la paz entre egipcios e israelíes, y el Tratado del Canal de Panamá (1979).
En general, en EE.UU. se le veía en aquellos años como un buen hombre, pero un mal presidente, pero su prestigio fue creciendo después de su derrota electoral ante Ronald Reagan.
“Cuando dejé la Casa Blanca era un hombre bastante joven y me di cuenta de que quizá me quedaban 25 años más de vida activa», explicó Carter en una entrevista, «así que aprovechamos la influencia que tenía como expresidente de la nación más grande del mundo y decidimos llenar vacíos”.
Así, este “influyente estadista”, como lo definió el actual presidente de EE.UU., Joe Biden, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2002 en reconocimiento al “incansable esfuerzo (desplegado) en la búsqueda de soluciones a los conflictos internacionales”.
Carter y Argentina
Carter centró su mandato en los derechos humanos y los valores democráticos. Su gobierno denunció los crímenes de las dictaduras militares del Cono Sur.
En 1977 recibió al dictador Jorge Rafael Videla en Washington, pero en la conferencia de prensa posterior reclamó por los desaparecidos y las violaciones a los derechos humanos en Argentina. Luego promovió la histórica visita a Buenos Aires de la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos en 1979, que recopiló cientos de denuncias sobre desapariciones forzadas.