Internacional

Comenzaron a tejerse las alianzas para el balotaje en Chile

El arco completo de partidos oficialistas chilenos confirmó el apoyo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del próximo 19 de diciembre al candidato ultraderechista del Partido Republicano, José Antonio Kast.

La coalición Chile Podemos Más, que apoya al actual presidente, Sebastián Piñera, agrupa a Renovación Nacional, la Unión Demócrata Independiente, Evolución Política y Partido Regionalista Independiente Demócrata.

Kast irá a la segunda vuelta contra el diputado izquierdista Gabriel Boric, que logró un 25,8%, líder de la coalición Apruebo Dignidad, integrada por el Frente Amplio, una agrupación progresista con menos de cinco años de recorrido, el Partido Comunista y varias organizaciones y movimientos de la sociedad civil, como la Mesa de Unidad Social.

Hasta ahora Boric sumó los apoyos de grandes grupos de centroizquierda como el Partido Socialista, el Partido por la Democracia, el Partido Progresista y también el respaldo del expresidente Ricardo Lagos (2000-2006) y algunos importantes líderes de la Democracia Cristiana, que por ahora no fue monolítica en este apoyo.

Es la primera vez desde el fin de la dictadura (1973-1990) que dos candidatos al balotaje no forman parte de las dos grandes coaliciones tradicionales, Chile Podemos Más (centroderecha) y Nuevo Pacto Social (centroizquierda).

Los candidatos impulsan dos modelos de país antagónicos: Boric tiene un programa que apunta hacia un modelo socialdemócrata y Estado de bienestar parecido al europeo, con acento feminista y ecologista, mientras Kast defiende el modelo neoliberal instalado durante la dictadura y un discurso antiinmigración.

Desde el domingo 21 a la noche, cuando se conocieron los resultados que los dejaron a 2,1 puntos de diferencia, ambos candidatos salieron a disputar el centro político.

Un sondeo realizado la consultora Cadem registra que para el balotaje ambos candidatos están empatados con 39% de la intención de voto.

La encuesta fue realizada entre el 19 y el 21 de noviembre y la pregunta planteada a los participantes fue: “Si la segunda vuelta presidencial fuera este domingo, ¿Por quién votaría?”. Hubo un 22% de los encuestados que dijo que no votaría, que no sabe por quién lo haría u optó por no responder.

Tanto Boric como Kast revisan por estas horas posiciones y se flexibilizan para intentar pactar acuerdos con los partidos y coaliciones afines en lo ideológico y captar votos independientes y romper esa paridad.

Boric, por ejemplo, se reunió con representantes de la Democracia Cristiana, del Partido Por la Democracia y el Partido Socialista. Pero volvió a abrir la grieta con el Partido Comunista, al confinar el futuro político de Daniel Jadue al municipio de Recoleta, lo que motivó que su ex adversario de las primarias le reclamara “humildad y unidad”.

Tanto la demócrata cristiana Carmen Frei como Yasna Provoste, candidata de Nuevo Pacto Social, aseguraron que un eventual apoyo a Boric no implicaría un cheque en blanco al candidato de Apruebo Dignidad.

Kast espera obtener el apoyo la sorpresa de la elección, el economista Franco Parisi, quien logró el tercer lugar con el 12,8% de los votos haciendo campaña desde los Estados Unidos para eludir problemas judiciales que mantiene en su país. Parisi ya anunció que preguntará a sus electores a quién votarían en una segunda vuelta, y decidirá su posición en base a esa compulsa.

Las estrategias lógicas de Kast y Boric pasan por demonizar políticamente al adversario y proponer un voto útil para evitar que el otro llegue al poder. Pero para lograrlo, tendrán que hacer múltiples concesiones a los partidos a los que aspiran a seducir, alejándose, al menos antes del ballottage, de sus posiciones más polarizadas.

En el caso de Boric, esto se vio en el intento contemporizador de elogiar propuestas de campaña de otros candidatos de centroizquierda a los que había tildado de “vieja política”.

Y Kast ya habla de “correcciones”, como bajar su propuesta de eliminar el Ministerio de la Mujer, que le valió críticas desde la propia derecha, evaluar iniciativas medioambientales de las que su plataforma carecía, y considerar rebajas impositivas.

Mientras los candidatos hacen reuniones y planifican la campaña, la tensión social no da tregua, particularmente en la Araucanía, donde el gobierno de Piñera pretende prorrogar una vez más el estado de excepción. Chile sigue siendo una sociedad en ebullición, que el 19 de diciembre podría darle a esa efervescencia una forma política más nítida.