La izquierda independentista quiere hacer historia en el País Vasco
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La izquierda independentista quiere hacer historia en el País Vasco

La mayoría soberanista puede alcanzar a 60 de 75 parlamentarios y uno de sus principales planes de alcanzar el gobierno es promover una consulta popular para establecer el vínculo que el pueblo vasco quiere sostener con el estado español. El juego parlamentario que podría impedir que lleguen al poder y la campaña sucia con la sombra de ETA.

El 21 de abril marca una fecha crucial en el calendario político del País Vasco, con la convocatoria a las urnas de casi dos millones de ciudadanos para decidir el rumbo político de la comunidad autónoma en las elecciones autonómicas.

Estos comicios representan una oportunidad para determinar si el Partido Nacionalista Vasco (PNV), el partido histórico de la región y que gobernó durante dos mandatos consecutivos en coalición con el PSE-EE, mantendrá su posición hegemónica o si EH Bildu, su principal contendiente, logrará un histórico triunfo: la primera victoria electoral autonómica de la izquierda abertzale (soberana).

En estas elecciones, la candidatura del EAJ/PNV será encabezada por Imanol Pradales, sucesor de Íñigo Urkullu.

Estos comicios son históricos por varias razones. Urkullu deja la presidencia después de 12 años, y encuestas recientes sugieren una posible victoria de EH Bildu, lo que marcaría la primera vez que el PNV no sería el partido más votado y podría perder su bastión, que ha gobernado de manera casi ininterrumpida durante casi cuatro décadas.

Además, Sumar concurre por primera vez en unas elecciones vascas, añadiendo un elemento novedoso al panorama político.

Pero puede ser que su candidatura no consiga tener lugar en el Parlamento vasco, especialmente tras su ruptura con Podemos, que también se juega su existencia en la política autonómica con posibilidades de quedarse fuera, cuatro años después de haber logrado ser la tercera fuerza en el hemiciclo.

Quien también está al filo del abismo es Vox, con posibilidades de perder, o mantener, a su solitario escaño.

Lo único seguro de estas elecciones es que habrá un nuevo lehendakari (presidente de gobierno); el sexto de la democracia.

Las encuestas apuntan a una abstención del entorno del 40 por ciento (desde 2005 siempre ha estado por encima del 32 %), y un elevado número de indecisos (20 %), que se cree que puede beneficiar a EH Bildu por tener el electorado más activado y leal.

El PNV tiene más votantes “flotantes” que puedan quedarse en la abstención o ir a otras formaciones.

“Las encuestas nos auguran buenos resultados, la semana pasada daban un empate técnico y esta semana dicen que podemos vencer al Partido Nacionalista Vasco. Sería la primera vez que pasa eso en 40 años, que estemos disputando ya de hecho la hegemonía y pudiera ser que ganar estas elecciones, eso no quiere decir que vayamos a gobernar. Eso es otra cosa”, explicó Jasone Agirre, representante de EH Bildu para la diáspora latinoamericana, en relación a los acuerdos parlamentarios que pueden unir al Partido Nacionalista Vasco y el Partido Socialista -que ya son aliados- con el Partido Popular, al perder la mayoría absoluta que detentaban.

El juego parlamentario

En Euskadi nunca hubo una mayoría absoluta de un sólo partido y las coaliciones forman parte de la política diaria. En principio PNV y PSE-EE optarán por reeditar su acuerdo si los números lo permiten.

Bildu ha desechado la posibilidad de constituir un frente tripartito de izquierdas, que solo defienden Podemos y Sumar, y pide usar la fórmula de acuerdos para que gobierne el partido “progresista” (incluido el PNV) más votado con apoyos con el resto.

Esta solución, que fue adoptada en la comunidad Navarra el año pasado, puede no llegar a tener éxito: Bildu la respetó en consejos, ayuntamientos y municipios, incluso cediendo sus primeros puestos, pero ni el PSE ni el PNV le devolvieron la gentileza cuando podrían haberlo hecho.

Por su lado, el minoritario Partido Popular, con escaso cariño de parte de los ciudadanos vascos, aspira a que la aritmética parlamentaria le permita condicionar a un gobierno PNV-PSE.

Campaña sucia y la sombra de ETA

A diferencia de anteriores contiendas electorales, apenas se habló de ETA en esta campaña hasta que, casi al final, el candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano,  fue preguntado al respecto y eludió llamarla “terrorista” en su respuesta. La falta de definición causó más revuelo en España que en Euskadi.

Es que ante el avance de la izquierda independentista, la también ascendente derecha española ocupa gran parte de su estrategia de campaña en resaltar los vínculos de EH Bildu con el grupo disuelto en 2011, llegando incluso a peticionar la proscripción de la alianza abertzale y de sus principales candidatos y figuras, como el exETA Arnaldo Otegi.

Pero, en medio de una enorme polémica política y social, Otxandiano dijo que apuesta por “la reconciliación y por la memoria plural” con mensajes que hasta ahora no había utilizado.

El candidato a lehendakari reconoció que en EH Bildu hay “un agente de dolor en el pasado”, en alusión a la izquierda abertzale para, a continuación, poner en valor su contribución para que ETA abandonara la violencia: “Una de las tradiciones políticas que hoy pertenece a EH Bildu fue agente de dolor en el pasado, después parte de la solución y hoy EH Bildu está en disposición de ser agente de la reconciliación”, recordó.

El voto en Argentina

Nuestro país es hogar de una de las comunidades más grandes de la diáspora vasca. Se calcula que alrededor del 10% de los argentinos es descendiente de vascos.

Por eso, al igual que en los últimos procesos electorales,  en la sede de la Embajada de España en Argentina los residentes con derecho al voto pudieron ejercerlo entre el 13 y el 17 de abril, por adelantado. Además, se habilitó la modalidad de voto por correo.

EH Bildu pretende transmitir a los vascos de la diáspora “la importancia de que también ellos se impliquen con su voto y sean partícipes del cambio político y la regeneración política que necesita esta parte de Euskal Herria en términos nacionales y sociales”, dijo Jasone Agirre, diputada de la formación de izquierda que cumple el rol de nexo entre el parlamento euskaldún y los vascos en la Argentina.