Sociedad

La Iglesia advirtió sobre “la pandemia silenciosa del narcotráfico”

El Episcopado argentino escribió un documento donde alerta sobre situaciones “que atentan contra la dignidad de la persona”. El narcotráfico, la desocupación y la pobreza son los tres temas que más preocupan a los obispos de todo el país, que exhortaron a los fieles católicos a “amar a los demás y alegrar sus vidas”.

La Conferencia Episcopal Argentina, encabezada por moseñor Oscar Ojea, mostró su preocupación por las situaciones “que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana” en el actual contexto socioecónomico del país.

Entre los problemas discutidos por los religiosos en la 124° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en un retiro desde la casa de ejercicios “El Cenáculo”, de Pilar, se destacan “la pandemia silenciosa del narcotráfico”.

En el documento también mencionan los padecimientos de los jubilados, el cierre de comedores comunitarios, “la vida inocente que no ha nacido y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación”, y la desocupación, entre otros.

Además, la CEA animó mediante un documento a “amar a los demás y alegrar sus vidas”, en tiempos que definen como “difíciles para el país”.

El escrito

En el mensaje, el Episcopado cita a san Alberto Hurtado, quien proponía: “En tiempos difíciles no nos tenemos que cansar de amar a los demás y de alegrar sus vidas”. Pero lo más notable es el grave diagnóstico que hacen de la situación socioeconómica del país.

“A muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos porque la jubilación no alcanza; cierran comedores comunitarios por falta de asistencia y muchos vecinos se quedan sin la posibilidad de esa comida en el día”, describe la misiva firmada por los obispos.

El texto también habla del aborto y del abandono de los niños ya nacidos: “Se ataca la vida inocente que no ha nacido, y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación; asistimos a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos; también familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos; hermanos que pierden su trabajo, que sienten que su vida está de sobra, y que no pueden poner el hombro en la construcción de la Patria”, sindica.

Sin embargo, aseguraron que junto a la sozobra, hay esperanza: “Son tiempos complejos, por momentos contradictorios, en los que conviven una esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón, con una incertidumbre y una creciente vulnerabilidad de las personas”, dicen.

“En el actual contexto económico y social argentino es fundamental sostenernos en esa alegría, una alegría profunda y duradera, la que nace del encuentro con el Señor. Es una alegría que nos libera de la desesperanza y del desaliento, evitando transformarnos en profetas de calamidades que sólo desparraman pánico y angustia”, plantearon los obispos al concluir la 124° Asamblea Plenaria.